El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

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lunes, abril 24, 2006

En recuerdo de... Belarmino Tomás

Belarmino Tomás: Casi una biografía

Cuando Belarmino Tomás subió en el automóvil aquel que lo llevaría ante López Ochoa, el asunto de la valentía ocupaba probablemente muy poco espacio en su cabeza. Tenía 42 años, el cargo de Presidente de la Federación Nacional de Mineros, trabajó en la mina de San Vicente, la casa de Gargantada... la estabilidad que todo eso representaba no era demasiado comparando con todos aquellos 42 años.

En la Casa del Pueblo se Sama había leído novelas de Palacio Valdés; había leído La aldea perdida, y ese mundo idílico de la provincia montañosa verde y campesina, que se iba descomponiendo con las minas y el ferrocarril, le había parecido absurdo.

Porque Belarmino contaba en las charlas de chigre que su padre, Sandalio, había sido minero; y que su madre, Cándida, había sido campesina. Pero sabía que Sandalio era lo mismo minero que pinche de la construcción, que cargador, que cualquier cosa. Que había llegado a Lavandera huyendo del paro que había en Lieres. Que había encontrado dónde vivir en la casa de una viuda, Teresa. Que Teresa tenía una hija, Cándida, y ni un solo metro de tierra para cultivar; que se mantenía de lo que el hospicio de Oviedo le daba por cuidar algún huérfano, y que había empezado a no tener nada mucho antes que la mayor parte de los hombres y mujeres de su provincia.

Belarmino sabía que cuando nació, un 29 de abril de 1892, Sandalio no acompañó a Cándida al juzgado. Sabía que a los once meses los tres marcharon de Lavandera, y que Sandalio trabajó debajo del agua doce horas diarias durante muchos años, apuntalando los pilotes del hermoso puerto que se estaba levantando. Sabía que había vivido en una habitación de El Llano entonces, y también después, cuando nacieron las dos primeras hijas.

Recordaba que tuvieron que subir de nuevo a Lavandera, y que una mañana Sandalio lo llevó a las minas de yeso de La Sierra, donde los dos tuvieron trabajo. Que él, Belarmino, con sus once años, se metía por agujeros tan estrechos que apenas dejaban respirar.

Recordaba que el trabajo no duró mucho, porque una gran vía estaba construyéndose al borde de la casa de Teresa, por donde pasaría el tren que jamás llegaría a unir el Musel con las minas de San Martín del Rey Aurelio, y que había podido colocarse como pinche en las obras.

Recordaba la buena cantidad de gallegos, leoneses y castellanos, que cayeron de pronto sobre Lavandera para trabajar en la vía. Recordaba cómo la casa de Teresa se había reducido al piso pequeño de arriba, donde convivían 10 persones, porque en el de abajo hubo que dar pensión a “los gallegos”, para sacar un dinero extra.

Recordaba el atardecer aquel en que Sandalio tundió a “un gallego” de espalda ancha que se levantó del suelo con la navaja reluciente; y como él, Belarmino, había agarrado sin más discusiones la piedra más grande que podía coger para azotarla en la cabeza del “gallego”.

Luego las obras se suspendieron sin razón alguna, y la familia había arreado otra vez para Gijón. Había vivido en una casita por Ceares, trabajando en las obras, y luego en una fábrica de ladrillo. Había visto las huelgas de los trabajadores del muelle, las peleas de las pescaderas, el cuerpo del recién nacido aquel que había estado flotando dos días en el Piles. Y los acuchillados por la noche, y las casas de mujeres, y los locos y los deformes...

Recordaba su primera hermana, Paz, trabajando en el servicio en la casa de un doctor. Cómo la mujer del doctor era muy elegante y decía que Paz era una marrana, y cómo él había bajado un día a casa de la señora, le había repetido todas las lindezas que había aprendido en asturiano, en gallego y en castellano, y se había llevado a su hermana.

Otros se habían hecho albañiles, aprendieron a conocer una máquina, o fueron guardias civiles, o empleados de la municipalidad o manejaron un tranvía.

Sandalio y Belarmino, no. “Los salarios que se pagaban por aquel entonces no daban lo suficiente para poder vivir”, contaba Belarmino, así que la familia se fue a probar suerte en la cuenca de Langreo. Alquilaron una casa en Pando, siempre la más ruinosa, y los dos hombres, uno con 13 años, fueron a trabajar a las obras. Sandalio pidió favores y Belarmino entró de ayudante de herrero en la Tornillera del Nalón.

Luego siguió el rastro de Sandalio hasta La Teyerona, la fábrica de ladrillos refractarios de La Felguera. Cargaba y descargaba; las hermanas trabajaban en las escombreras de las minas, y Belarmino recordaba bien la tarde en que el jefe pasaba de largo por el patio, y la necesidad que sintió, y cumplió, de sacudirle un ladrillazo. No acertó, pero fue despedido “por revolucionario”.

“Esto sucedía en el mes de febrero de 1906” – cuenta Belarmino-. En marzo de 1906 empezó a trabajar en el 5º piso de Carbones Asturianos, en donde se afilia por primera vez a la Agrupación Socialista, “única organización que existe y que funciona a base múltiple”.

De allí al Fondón, a una explotación donde trabajaba Manuel Llaneza. En esta mina y a la hora de comer, se entablaban conversaciones donde se hablaba de socialismo..., tertulia a la que nunca faltaba “el Guaje”. Así le llamaban Llaneza y los otros.

Rcordaba que Llaneza y los compañeros habían sido despedidos. Recordaba sus primeros paseos por las aldeas, los primeros cortejos y las primeras batallas campales con el garrote y los puños.

Se acordaba de haber sido a los dieciséis años tesorero del primer Sindicato Minero de la provincia, El despertar del minero, del que era secretario general José María Martínez; y de que años después, en noviembre, ya vuelto Manuel Llaneza, él, Belarmino, había sido el único miembro del Despertar del minero que asistió a la reunión en la que se formaría el Sindicato Provincial de Mineros Asturianos.

Desde ahí su vida se fundía con la de el Sindicato. Formaba secciones, y cuando en mayo de 1911 hubo que hacer una huelga general para ganar el respeto de los mineros y de los patrones, Belarmino bajó con unos cuantos y voló los castilletes de los planos y las lampisterías de las minas del valle de Aller, que trabajaban con esquiroles. De regreso, dinamita en mano, había recorrido una por una las minas del Nalón provocando la huelga, incitándola, forzándola, intimando lo que hubiera que intimar.

No había sido fácil. Nunca nada había sido fácil. Ni siquiera cortejar a Severina, que era una de las mozas guapas de Gargantada, y que recibiría de su padre una cantidad nada despreciable de tierra.

“Yera feísimu”, decía Severina, “¡pero tinía una personalidad, un... qué se yo, fíu!”.

Se había casado, había seguido formando secciones, había sido Presidente del Sindicato Provincial de Labradores.

Y entonces la huelga, la huelga general de 1917... “tomé parte muy activa en la preparación del movimiento revolucionario, habiendo formado parte del Comité Revolucionario de Langreo. Este Comité me encargó la misión de ser enlace con el Comité Provincial que se encontraba en Oviedo”. Recordaba después.

Y también que desde entonces, ir a salto de mata era una nueva costumbre. Escapar tras el fracaso del movimiento, ir a parar a unas minas de Teruel, ser Presidente del Sindicato Minero Asturiano en 1919, y salvarse de milagro de la escabechina que la Guardia Civil hizo en Moreda al matar a trece mineros.

Y el Sindicato avanzaba, y los patrones se plegaban, y Belarmino era un hombre importante, pero ni Dios iba a evitar que bajara ocho horas a la mina, que tuviera que cargar la pistola cada vez que asomaba la cabeza un poco más allá de su concejo. Y había tenido una contrata, y cuando el Sindicato se hizo con la mina San Vicente había sido elegido vigilante general, y el hijo mayor pudo ir a estudiar para perito, y el Partido no dejaba de avanzar, pero en 1930 había que sublevarse contra la monarquía, había que hacer una huelga general... y se hizo. Y llevaba dos horas cuando Belarmino ya había sentado de un bastonazo a un guardia civil, y de pronto la contraorden, el movimiento abortado, la cárcel.

Belarmino recordaba enero de 1931, la muerte de Llaneza, su nombramiento: Presidente de la Federación Nacional de Mineros en el lugar de éste; el extraño encargo de ocuparse de los teatros del Sindicato, su alineamiento en la controversia dentro del Partido, con la política de Prieto, para él paciente y realista; de cómo había sido llamado viejo y reformista...

Se acordaba del calor de los acontecimientos, del principio del año 34, de la decisión de ir a la Revolución, de la entrevista con Largo Caballero, de las huelgas generales en Langreo, de las manifestaciones disueltas a tiros por la Guardia Civil y de aquella noche tendido en la playa de Aguilar esperando al Turquesa. Del asalto al cuartel de Sama, de la voz del cabo en el teléfono, de las camionetas de mineros que salían rumbo a Oviedo y no volvían... y sabía, sabía que quedaría ahí hasta el último momento. No había heroísmo, no había una estudiada razón política para subir al automóvil. Había 42 años recios y un largo sentido común aprendido por los días. La misma solidez, la misma cabeza firmemente puesta sobre el cabello grueso, que le había permitido recorrer todo ese largo camino.

Jorge Fernández Tomás


Publicado en: Historia General de Asturias, tomo VIII: Octubre 1934 (La caída); Paco Ignacio Taibo II. Editor Silverio Cañada. Gijón, 1978.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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domingo, abril 23, 2006

Principales grupos y líderes guerrilleros

JOSÉ MATA CASTRO. El que esta partida figure en primer lugar no implica preeminencia de ninguna clase sobre las demás partidas asturianas. Lo que ocurre es que José Mata regresó a España en octubre de 1976 y no sólo lo hizo «por la puerta grande» —con entrevistas radiofónicas y periodísticas, declaraciones, narraciones de su aventura guerrillera, etc. Otra de las razones es que pone en entredicho el valor de determinados documentos oficiales como elementos serios de trabajo.

En efecto, he aquí una partida -a de José Mata, natural de San Martín del Rey Aurelio (Asturias), minero de profesión- que actuó durante 11 años, que mantuvo un sinnúmero de combates, que cometió sabotajes, golpes económicos, que dio, por tanto, señales de vida a lo largo del período 1937-1948, y que, pese a ello, esta partida no aparece citada ni una sola vez en los libros que se han publicado en España sobre las guerrillas españolas. (Hay que hacer observar que Secundino Castro, si lo cita con adecuada profusión).

Cuando todo hace pensar que las fuerzas represoras, a tenor de lo ocurrido, debieron redactar, sin duda alguna, los consabidos atestados. (¿)

“FERLA” (Baldomero Fernández Ladreda). Se creó en el otoño de 1937 y el segundo jefe de la partida era Benjamín Fernández “Tito”. Luego, cuando la partida se trasladó a la provincia de León, el ayudante de “Ferla” fue Manuel Ramos Rueda (“Pelotas”).

Su zona inicial de actuación fue la de Langreo. «Ferla» era un organizador nato y sus actividades se extendieron a tierras de Santander y de Galicia. Sus tareas de captación se veían facilitadas por el hecho de su historial revolucionario, cuyos primeros destellos se remontaban a los sucesos de octubre de 1934. Después, durante la guerra civil, había llegado a mandar una brigada republicana. Los años 1943 y 1944 fueron de intensa actividad para la guerrilla controlada por “Ferla”, pero parece que ni uno solo de sus grandes proyectos —creación de una Federación Regional de Guerrillas e incluso la puesta en pie de Unión Nacional Española, de inspiración comunista— tuvo repercusión notable, debido a la presencia activa de partidas socialistas y libertarias. En la primavera de 1945, sin embargo, logra reorganizar el Comité de Milicias Antifascistas.

Le ayudaba en estas tareas “el Comisario” —es decir: el comisario político de su brigada, en 1936-1937—, que moriría, en julio del mismo año, en una refriega con las fuerzas del orden, en la zona del Puerto de Pajares. Delatados por un militante comunista, “Ferla” y Benjamín Fernández “Tito” eran detenidos el 15 de septiembre de 1947 en una casa de Mortera de Palomar. Condenados a muerte en un Consejo de Guerra, Ferla sería ejecutado el 15 de noviembre del mismo año, y Benjamín, indultado, salvaría la vida.

“SANTEIRO” (Serafín Fernández Ramón) Jornalero, minero y cenetista, lucha en el bando republicano hasta la caída del Frente Norte en 1937, iniciando su postura de rebeldía negándose a enrolarse en las tropas del ejército franquista. Hijo de Felipe Fernández, un "santeiro", de los que recorrían los pueblos ganándose la vida con la imagen de la Virgen de Trascastro. Serafín se va a la guerra civil como combatiente de la República. A su vuelta se encuentra con que a su padre lo ha matado con un batidor un molinero de Ibias para robarle. "Santeiro" lo encuentra y le da muerte, teniendo que huir al monte posteriormente, huyendo de las represalias.

Su partida fue creada en la primavera de 1941 y empezó a actuar por la zona de Cangas de Onís, con bases en la Sierra de Cuera. Pero, en las postrimerías del verano, la partida se traslada a la otra punta de la provincia, en la cruz de las provincias de Asturias, Lugo y León. Participa en una operación de rescate de presos del Penal de Fabero, en 1942.

Tiene bases en la Sierra del Valedor (Asturias) y en la de Ancares (León). Y su zona de actuación se extiende desde Cangas de Narcea (Asturias) hasta Becerrea (Lugo), pasando por Villafranca del Bierzo (León). Durante cinco años —“Santeiro” será abatido en Fontoria (León) el 5 de diciembre de 1947— esta partida es tremendamente activa. En Becerrea —septiembre de 1976—Quizá convenga recordar que algunos de sus hombres —entre ellos su lugarteniente “el Mozancón”— eran evadidos del Destacamento Penal de Fabero (León), unidades donde, salvo raras excepciones, los mandos tampoco tenían la mano suave con los prisioneros de guerra republicanos.

"Santeiro", al que disparan sus compañeros por error, hiriéndole de gravedad, y sin posibilidad de ser atendido, se da muerte a sí mismo cerca de la casa de Penedelo donde se escondía, el 6 de diciembre de 1947. Ya cadáver, un somatenista le disparó varios tiros. Un falangista se paseo con las botas negras del guerrillero, al que le habían robado hasta el cinturón. A su entierro, fuera del cementerio de Vega de Espinareda, acudió un numeroso público.

“LISARDO”. Fue creada en el otoño de 1941 y actuó en el triángulo Pola de Laviana-Infiesto-Campo de Caso, con bases en la Sierra de Grandasllamas y también en el Llano, donde poseía puntos de apoyo en los principales pueblos de la zona: Sotrodio, Bozadas y Carbayin. Casi todos los hombres que se reunieron con “Lisardo” procedían de la partida de “Caxigal”, del que “Lisardo” fue lugarteniente durante varios meses. Sus acciones estuvieron a menudo revestidas —al decir de las gentes— de innecesaria violencia. El resultado fue que sus principales colaboradores —gracias a los cuales obtuvo puntos de apoyo seguros durante algún tiempo— lo fueron abandonando.

Cayó bajo las balas de las fuerzas represivas, en solitario, el 22 de mayo de 1951, en la aldea de Lorio, del término de Pola de Laviana.

“LOS CASTIELLOS” (Hermanos Corsino “Manín”, Eduardo “Maño” y Octavio Castiello García). Se organizó durante el invierno 1941-42 y operó por la zona costera Villaviciosa-Quintes-Venta de las Ranas-Quintueles-Tazones.

Oficialmente se da a esta partida por eliminada en el verano de 1944, pero en Llanes nos aseguraron que dos de los Castiellos (Corsino y Eduardo) reorganizaron la partida y se instalaron en la Sierra de Cuera, y que fue gracias a ellos que la operación antiguerrillera dirigida por el coronel de la GC Blanco Novo, montada con gran despliegue de fuerzas, en la playa de La Franca, fracasó, aunque fuera a costa de perder ellos dos la vida.

Allí se contaba con concentrar a los principales jefes de partida y a sus lugartenientes de la Sierra de Cabrales y sólo acudieron a la cita tres guerrilleros, que perderían la vida al amanecer, abatidos por un guardia civil infiltrado que durmió con ellos, en una cabaña adosada a un ribazo, por la senda que conduce a la playa.

Los hermanos Castiello, junto con Alfredo Ordieres "Tarzán" serían ejecutados en la playa de Franca en la noche del 27 al 28 de enero de 1948. A los familiares de "los Castiellos" las fuerzas represoras les quemaron sus viviendas en Peón, obligándoles a emigrar.

“PINS DE DIMAS” (José Fernández). Era natural de una aldea de la zona de Tineo y parece ser que se refugió en las montañas del Concejo de Ibias cuando Asturias cayó en poder del ejército franquista. Su actuación por allí, a la cabeza de media docena de guerrilleros, se limitó durante varios años a subsistir.

Su antigua condición de arriero facilitó unos contactos que más tarde aprovecharía para disponer de puntos de apoyo seguros. Fue detenido en abril de 1939 y condenado a muerte, pero se le conmutó la pena máxima por la de treinta años. A mediados de 1944 consigue escaparse de la Brigada de Regiones Devastadas destacada en San Esteban, y reaparece su partida en 1947, reorganizada con la llegada de fugados de otras unidades disciplinarias que se encontraban diseminadas por la zona de Tineo-Grado-Belmonte.

En 1948, “Pin” y sus hombres se corren hacia el centro de la provincia: a la zona de Infiesto-Pola de Laviana, donde actúa junto con la partida de “Onofre”. Luego se pierde su pista hasta que un día “Pin” es expulsado de Francia y entregado a las autoridades españolas el 15 de abril de 1950.

“LOS MORANES” (Hermanos Mario y Guillermo Moran García). Se forma también en el otoño de 1937 y en sus filas encontramos a guerrilleros que más tarde formarán su propia partida:”Comandante”, “el Maestro”, “Casildo”, “Panbarato” y otros. La mayoría procedían de los Batallones republicanos “Ladreda”, “Carroceda” y “Octubre”.

Tiene sus bases en la Sierra de Grandasllamas y bate la zona de Pola de Laviana (Carbayín, Blimea, Barredos, Sotrodio, Soto, San Emiliano, El Entrego, Sama de Langreo). Más tarde, hacia 1941, la zona de actuación se ensancha hacia Mieres y Pola de Lena. La partida se irá corriendo, al paso de los años, hacia el oeste, merodeando por el Concejo de Ibias y también por el Valle de Ancares (León), en la cruz de las provincias de Asturias y de León, donde suelen invernar, al ser acogidos por la miserable población de aquella zona (Degrada, Cabanas, Villanueva), a la que la guerrilla aportaba ayuda material y palabras de esperanza.

En abril de 1949, “los Moranes” caían, junto con varios de sus hombres, en una emboscada que les tendieron en la zona de Monforte de Lemos (en Chavaga, exactamente), después de rechazar varios ofrecimientos de rendición, y tras varias horas de combate, la partida fue exterminada.

“LLANEZA” (Arístides Llaneza Jové). Era natural de Oviedo y durante la guerra civil había mandado un batallón republicano que llevaba su nombre. Era hijo de Manuel Llaneza, secretario del Sindicato Minero Asturiano, de tendencia socialista- Parece ser que durante unos años actuó, junto con otros jefes de partida socialistas, de acuerdo con los guerrilleros comunistas.

Sus hombres se dedicaron, alternativamente, a las acciones guerrilleras y al proselitismo político. En particular por la cuenca minera de Mieres-Sama de Langreo-Pola de Lena-Pola de Laviana.

Por allí nos aseguraron, en el verano de 1975, que recibió importante ayuda financiera de empresarios asturianos, de esos que “cuidaban su futuro”, sin necesidad de coaccionarlos lo más mínimo. Esto fue un fenómeno bastante corriente también -en el periodo 1944 - 1950 sobre todo- en el País Vasco y en Cataluña.

Llaneza y unos treinta guerrilleros más embarcaron clandestinamente en el puerto de Tazones (al norte de Villaviciosa) y desembarcaban en el País Vasco francés el 25 de octubre de 1948.

“GITANO” (Andrés Llaneza Rozadas). Era natural de Collada (Asturias). Subió al monte en el verano de 1944, cuando tenia 25 años, acompañado de su hermano Mario, que acababa de cumplir 18.

Eran hijos de un viejo militante libertario de la cuenca minera, por lo que su zona de actuación primera fue la de Pola de Laviana-Infiesto. con bases en la Sierra de Grandasllamas. Los dos hermanos estaban afiliados al PCE., pero no parece que fueran muy disciplinados por cuanto se entregaron a excesos de toda clase. Fueron eliminados en un tiroteo con la Guardia Civil, en la zona de Sama de Langreo, el 30 de julio de 1957.

“CAXIGAL” (Manuel Diez González). Esta partida fue otra de las que tuvo una existencia muy dilatada: desde 1941 hasta 1950. Su zona de actuación primera fue la de Cangas de Onis, con bases en la Sierra de Covadonga, región de la que era nativo “Caxigal”. Actuó algunas veces con la partida de “Lisardo”. En los primeros años el lugarteniente de esta partida fue el propio hermano de “Caxigal”.

Después pasaría a la de “Onofre” como instructor, ya que, entretanto, “Caxigal II” había estado en Francia, en unos cursillos para guerrilleros. En 1947 la partida se mueve hacia la zona de Villaviciosa-Infiesto. El 7 de febrero de 1950, en el macizo de Peñamayor, cerca de Laviana, eran muertos, en una violenta refriega, “Caxigal” y varios de sus hombres.

“QUINTANA”. Su jefe procedía de la partida de "Severino”. Sus dos lugartenientes -ex maquisards de Francia- eran “Guariza” y “Maqui”. Esto sucedía en 1946-47, cuando “Quintana” llevaba cerca de diez años de actividad guerrillera, por lo regular como práctico-itinerante.

A "Quintana", como a “Bedoya”, se les señala por tierras de Francia en el verano de 1944 y, al decir de "Vladimiro”. fue el guerrillero norteño que más veces realizó el viaje Galicia-Asturias-País Vasco-Francia y viceversa. Con su partida batió intensamente la zona de Mieres-Pola de Lena-Moreda.

"Quintana” caería muerto, en una refriega con las fuerzas represoras el 13 de agosto de 1949, en las cercanías de Mieres, tomando el mando de la partida del Rubio de la “Inverniza”, llamado también “el Rubiales”

“BÓGER” (Constantino Zapico González). Fue teniente de una Sección de Antitanquistas del Ejército republicano. Se echa al monte en el otoño de 1937, en la zona de Langreo, su tierra natal. Actúa con una partida reducida hasta el verano de 1944, cuando se integran en ella varios elementos llegados de Francia. “Bóger” y sus hombres batirán luego la zona costera de Villaviciosa.

Tienen sus bases en la sierra de Grandasllamas y disponen de puntos de apoyo en varios pueblos importantes (Lastres, Tazones, Villaviciosa). «Bóger» era un activo militante del P. C. E. empeñado en militarizar la guerrilla asturiana, pero cabe creer que con más voluntad que eficiencia, ya que, junto con otros jefes de partida, caería en una emboscada a fines de enero de 1948, en Santo Emiliano, al noreste de Mieres.

“COMANDANTE FLORES”. Se creó en el otoño de 1937 y su zona de actuación inicial sería la de la cuenca minera: Sama de Langreo-La Felguera-Pola de Laviana-Infiesto-Pola de Siero. Su jefe era un minero de fondo que había desempeñado cargos sindicales en la C. N. T. de La Felguera y gozaba de gran prestigio entre sus compañeros.

De ahí que la partida se desenvolviera por aquella región con tanta soltura durante diez años. Algunos de sus hombres eran fugados de los Destacamentos Penales de Cambados (Pontevedra) y de Fabero (León).

La partida del “Comandante Flores” —al que su gente apreciaba, ante todo, por su excelente e imperturbable buen humor— nacieron, por lo menos, otra media docena de partidas (la del “Picador”, la del “Turonero” y la del “Tazonero”, entre otras), que, cuando era necesario, colaboraban con la partida-nodriza.

Cuando el “Comandante Flores” cae malherido —después de ser hospitalizado en el monte será evacuado hacia Francia— la partida pasa a ser mandada por uno de sus lugartenientes: “Aladino”.


“RUBIO DE LA INVERNIZA” (“el Rubiales”). Era natural de Inverniza (Asturias). Se hizo cargo de la partida de “Quintana” a fines del verano de 1949.

Operó por la zona habitual, que sus hombres conocían bien y en la que disponían de excelentes puntos de apoyo.

Fue descubierto en uno de ellos, el de San Tirso de Mieres, el 15 de marzo de 1952, donde sucumbió, valientemente, al lado de dos de sus hombres, en un violento tiroteo.

“LOS CEPEDALES” (Celestino, Celso y Jesús Cepedal). Los tres hermanos formaron su partida en el otoño de 1937. Su zona de actuación se extendió por el centro de la provincia: carretera de Gijón a León. La partida se especializó, al principio, y hasta el final de la guerra civil, en los sabotajes y en los golpes de mano contra las fuerzas armadas enemigas.

Sus bases estaban en los Puertos de Piedrafita y Vegarada, en las mismas lindes con la provincia de León, por cuya zona fronteriza (Cerulleda, Genicera, Gete, Cármenes, Orzonaga, Boñar, La Vecilla y Santa Lucía) también actuaron. Aunque, como ya se señaló, durante año y medio su campo de acción habitual fue la carretera Gijón-León.

El jefe de la partida fue primero Celestino y cuando éste cayó en combate, en diciembre de 1939, en un tiroteo en el Puerto de Piedrafita, pasó a mandarla su lugarteniente “Etelvino”. En mayo de 1941 era apresado, tras ser herido, otro Cepedal: Celso. Jesús sigue de lugarteniente de “Etelvino” y marcha con algunos hombres de la partida a tierras leonesas. Parece ser que desde la comarca del Bierzo pasaron a la provincia de Orense y de allí a Portugal, donde consiguieron embarcar rumbo a Venezuela.

"PASIONARIA": La Brigada Pasionaria la componían 48 combatientes que habían participado en la resistencia francesa contra los nazis hasta la liberación de aquel país. Todos ellos pertenecían al PCE. La primera decisión de una parte de la dirección del PC. en el sur de Francia fue la de desembarcar este destacamento guerrillero en la playa de La Franca (Asturias). Cuando todo estaba ya preparado, llegó desde Moscú a Francia Enrique Líster y dio la orden de que la operación se efectuase por tierra.

En la referida playa les estuvieron esperando un grupo de guerrilleros de la VI Brigada "Ceferino Machado", cuyo coordinador era Felipe Matarranz González "Capitán Lobo", que permanecieron en una cueva durante cerca de dos meses, esperando a la "Pasionaria" sin ningún contacto con el exterior, hasta que fueron localizados y cercados por las fuerzas represivas, que prendieron fuego al monte. Como eran buenos conocedores del terreno, pudieron evacuar la zona sin sufrir bajas.

En marzo de 1946 la Brigada Pasionaria, al mando de Gabriel Pérez Díaz, fue descubierta en el Puerto del Escudo por la Guardia Civil, cuando se desplazaba con armamento y pertrechos desde Francia a Asturias, para reforzar el movimiento guerrillero asturiano, con el nombre de "Operación Pescado".

En pocos días cayeron detenidos gran parte de sus integrantes que se movían entre la nieve, sin prácticos, y el desconocimiento de la zona. Para esta operación fueron movilizados efectivos de la Guardia Civil de Santander y Burgos. Gabriel Pérez y siete guerrilleros más de su unidad, son apresados en Resconorio. En San Miguel de Aguayo, rodeados por un importante número de guardias civiles, catorce guerrilleros de la Brigada se entregan sin oponer resistencia, otros dos son apresados y tres de ellos caen muertos.

Gabriel Pérez Díaz, Jerónimo Argumosa, Feliciano Santamaría García, Juan Rivero Sánchez y Francisco Rodríguez Chaves serían fusilados después de los interrogatorios policiales en el cementerio municipal de Ciriego.

José García Fernández "Pin el Asturiano", Quintiliano Guerrero "Tuerto", "Madriles" y Joaquín Sánchez "Andaluz" consiguieron escapar al cerco de la Fuerza, y después de deambular por Palencia, Asturias y Cantabria, son localizados por Marcos Campillo y Hermenegildo Campo "Gildo" en los Picos de Europa por la Brigada "Machado" - a la que pertenecía Jesús de Cos, Comandante "Pablo"-, en cuya unidad serían acogidos.


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Los Gobiernos vasco y asturiano

En el mosaico político tan contradictorio que formaba el norte de España las divergencias eran claras. En Asturias una mayoría izquierdista respaldando al Partido Socialista y a la CNT con los comunistas; en Santander una población conservadora que se inclinó hacia la República por la decisiva actuación de grupos minoritarios obreros; y en el País Vasco una población dividida que inclinaba el poder decisorio hacia el Partido Nacionalista Vasco.

El PNV, forzado por la intransigencia unitaria de la derecha centralista, se vio obligado a ocupar un espacio en las fuerzas defensoras de la República que no era el suyo. El 20 de abril de 1936 Telesforo de Monzón, representante del PNV, se reunió con un grupo de militares, cuyos preparativos para el complot estaban bastante avanzados. El PNV pidió armas para apoyar la sublevación militar (1).

El alzamiento en el País Vasco se vio cortado por la intervención de los partidos de izquierda. En Guipúzcoa se creo una Junta de Defensa compuesta por representantes de los partidos del Frente Popular y las organizaciones sindicales que los apoyaban. Presidía esta Junta el socialista Amilibia y formaban parte de ella Inestal por la CNT, Aguado por la Izquierda Republicana, Echevarría del PSOE, Imaz por la ANV (Acción Nacionalista Vasca, nacionalistas de izquierda), Larrañaga por el PC y Monzón por el PNV. En esta Junta, Defensa la llevaba Jesús de Larrañaga, que colaboró con la resistencia de Irún, en la que participaron mineros asturianos. Monzón representó al PNV en igualdad de condiciones con los demás miembros de la Junta, a pesar de que las milicias del PNV no combatieron en la defensa de Guipúzcoa.

El día 3 de septiembre cae Irún a pesar de la defensa en la que se distinguieron el comunista Cristóbal Errandonea y el Brigada de Carabineros Ortega, y esta derrota influye en la moral de lucha de los guipuzcoanos.

El día 7 de septiembre los vascos deciden formar su propio gobierno, iniciando negociaciones con el gobierno republicano. Las conversaciones Aguirre – Largo Caballero dieron lugar a que, el primero de octubre, los miembros presentes en las Cortes aprobaran por unanimidad el Estatuto Vasco y Manuel de Irujo entrara a formar parte del gobierno central como ministro sin cartera (2).

Pero entretanto se produjeron novedades: el 13 de septiembre la Junta de Defensa de Guipúzcoa decidió evacuar San Sebastián sin disparar un tiro en su defensa, replegándose los milicianos hacia Vizcaya y estableciendo el nuevo frente en Eibar.

En la noche del 20 de septiembre se reúne en Lequeitio el “Euzkadi Buru Batzar” (órgano ejecutivo del PNV) que estudia durante varias horas una propuesta de paz hecha por el general Mola (3). Es interesante señalar que ese día las tropas navarras han ocupado Loyola, el santuario vasco, y al día siguiente tomarán Zarauz y Zumaya.

El abandonismo del PNV desaparecería el día 24 al conseguir el armador Lezo una partida de armamento desembarcada en Santander, y compuesta por 5000 fusiles checos y munición, comprados a unos contrabandistas de Hamburgo (4).

Con este refuerzo de armamento la posición hegemónica del PNV se acentúa. Cuando el 7 de octubre José Antonio de Aguirre forma el Gobierno de Euzkadi, compuesto por once carteras o consejerías, el PNV se queda con cuatro, el PSOE con tres, el Partido Comunista, uno, Acción Nacionalista Vasca, uno, Unión Republicana, uno, y uno también Izquierda Republicana. Pero además de asegurarse la mayoría, y la presidencia, el PNV se hace con las carteras más importantes: Defensa para el presidente Aguirre, Interior para Monzón, Justicia y Cultura para Leizaola y en Hacienda Heliodoro de la Torre. El Gobierno de Euzkadi representará a la burguesía, influyendo notablemente la actitud presidencialista de Aguirre.


En Asturias la iniciación del Alzamiento afectó a toda la región. La autoridad republicana se vio desplazada por los insurgentes victoriosos o por los Comités Revolucionarios. En la zona republicana se produjo una dualidad de poder representada por el Comité Provincial del Frente Popular instalado en Sama, y en Gijón el anarquista Comité de Guerra.

El 6 de septiembre se constituyó en Gijón el Comité Provincial del Frente Popular, presidido por el delegado del Gobierno de la República Belarmino Tomás, compuesto por presidencia y once consejerías, de las cuales el PSOE ocupa la Presidencia, Interior, Hacienda e Instrucción Pública; los anarquistas Industria, Comunicaciones, Asistencia Social y Marina Mercante y Pesca; los comunistas Guerra y Agricultura, y la Izquierda Republicana Obras Públicas. Es pues un gobierno de izquierdas, en el que la postura menos avanzada el consejero de la moderada IR y en el que el PSOE es hegemónico (5).

Las diferencias entre el gobierno vasco y el asturiano resultan descollantes desde el primer día de la Guerra. Las contradicciones y obstaculizaciones vinieron dadas por la forma de entender la política: conservadora en unos y revolucionaria en otros.

Juan Antonio de Blas

NOTAS

(1) Manuel Chiapuso, declaración recogida en el libro de entrevistas La guerra en Euzkadi, Pág. 146.
(2) Gabriel Jackson, La República y la Guerra Civil, Pág. 329.
(3) Alberto Onaindía en La guerra en Euzkadi, Pág. 211.
(4) Jackson, obra citada, Pág. 330.
(5) Juan Ambou, Los comunistas en la resistencia nacional republicana, Pág. 35


Publicado en: Historia general de Asturias, tomo IX: La Guerra Civil (1ª parte); VVAA. Editor Silverio Cañada. Gijón, 1978.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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domingo, abril 16, 2006

Pacto de Alianza Obrera


----Proyecto de Pacto---- (Asturias)

Las organizaciones que suscriben convienen entre sí en reconocer que frente la situación económico política del régimen burgués en España, se impone la acción mancomunada de todos los sectores obreros con el exclusivo objeto de promover y llevar a efecto la revolución social. A tal fin, cada organización de las que suscribe queda comprometida a cumplir el compromiso fijado en este pacto, bajo las condiciones siguientes:

1) Las organizaciones firmantes trabajarán de común acuerdo hasta conseguir el triunfo de la revolución social en España y llegar a la conquista del poder político y económico para la clase trabajadora, cuya concreción inmediata será la República Socialista Federal. (1)

2) Para la consecución de este fin se constituirá en Oviedo un Comité Ejecutivo en representación de todas las organizaciones adherentes a este pacto, el que actuará de acuerdo con otro nacional y del mismo carácter para los efectos de la acción general en toda España.

3) Como consecuencia lógica de los apartados 1 y 2 del Pacto, queda entendido que la constitución del Comité Nacional es premisa indispensable (en caso de que los acontecimientos se desenvuelvan normalmente) para poder emprender toda acción revolucionaria con el objeto de este pacto, por cuanto el pacto trata y pretende la realización de un hecho nacional. El Comité Nacional que ha de constituirse será el único que autorizadamente, podrá ordenar al que quede constituido en Oviedo los movimientos a emprender en relación con el general en toda España.

4) Se constituirá en toda Asturias un comité en cada localidad cuya composición deberá estar integrada por delegaciones de cada una de las organizaciones firmantes de este pacto y aquellas otras que adhiriéndose sean admitidas por el Comité Ejecutivo.

5) Las organizaciones firmantes de este pacto conservan su independencia con respecto a la propaganda de sus puntos de vista políticos y sociales y el derecho a la crítica siempre que no contradiga las líneas generales de la orientación adoptada en virtud del pacto ni sus resoluciones concretas.

6) El Comité Ejecutivo elaborará un plan de acción que asegure el triunfo de la revolución en sus diferentes aspectos y consolidación del mismo.

7) Serán cláusulas adicionales al presente Pacto, todos los acuerdos del Comité Ejecutivo, cuyo cumplimiento es obligatorio para todas las organizaciones representadas, siendo estos acuerdos considerados de obligada vigencia, tanto en el periodo preparatorio de la revolución, como después de triunfar.

8) El compromiso contraído por las organizaciones que suscriben terminará en el momento en el cual las República Socialista Federal (2) quede constituida con sus órganos propios, elegidos voluntariamente por la clase trabajadora y por el procedimiento que haya preceptuado la obra revolucionaria dimanante del presente pacto.

9) Considerando que este acuerdo constituye un acuerdo de organizaciones de la clase trabajadora para coordina su acción contra el régimen burgués, aquellas organizaciones que tuvieran relación orgánica con partidos burgueses las romperán automáticamente para consagrarse exclusivamente a la consecución de los fines que determina el pacto.

Comentarios:

(1) El comité regional de la CNT sustituyó esta fórmula, que resultaba poco grata para los anarcosindicalistas por la de “Régimen de igualdad económica, política y social fundado sobre principios federalistas”. Los socialistas defienden su forma, aunque dado que el problema surge cuando se deriva hacia el centralismo o federalismo, se sustituye la fórmula por la de “Régimen Socialista Federalista”.

(2) Ver comentario 1.

Notas:

-Este Pacto es presentado por los socialistas siguiendo el modelo de los firmados en Zaragoza, Cataluña y Valencia. La reunión se celebra a las seis de la tarde del 18 de marzo de 1934 en Gijón, y a ella asisten los tres delegados de la CNT (José María Martínez, Avelino González Entrialgo y Horacio Argüelles) y los dos enviados de la UGT y la FSA (Graciano Antuña y Bonifacio Martín), que formarán parte luego del Comité Revolucionario, al que se sumarán en Octubre los dos representantes del PC (Carlos Vega y José Lafuente). Los cenetistas acuerdan que se someterá al comité regional de la CNT para su aprobación. Se determina por el momento de que el pacto no se puede tratar con los comunistas o sus organizaciones sindicales mientras éstos no rectifiquen la actitud que vienen siguiendo.

-Se celebra el 27 de marzo, una reunión a las 8 de la tarde en una secretaría de la UGT en Gijón, en la que los cenetistas exponen sus puntos de vista sobre el Pacto.

-El Pacto se firma el 31 de marzo en la trastienda de Casa Manfredo en Gijón a las siete y media. Se decidió que se publicara en Avance la noticia del Pacto aunque enmascarada por motivos de seguridad.

-El 2 de abril la Izquierda Comunista pide su ingreso en la Alianza.

-El 4 de abril hace lo mismo el Bloque Obrero y Campesino.

-El 29 de abril el comité de Alianza confirma la incorporación del BOC y la IC.

-El 27 de septiembre el Partido Comunista solicita su ingreso en la Alianza, quedando el Comité de Alianza en tratarla el día 2 de octubre. Se cierra así la etapa de sectarismo izquierdizante que había dominado la actuación del PC desde el nacimiento de la República, tras el viraje de la Komintern que apuntaba a la línea de los Frentes Populares que cuajaría después en varios países europeos.


Publicado en: Historia General de Asturias, tomo VII: Octubre 1934 (El ascenso); Paco Ignacio Taibo II. Editor Silverio Cañada. Gijón, 1978.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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Huelga en Duro Felguera

1931: de la reivindicación contra los despidos a la insurrección obrera

Corría el mes de julio de 1931. Unas semanas antes, la CNT había celebrado su primer Congreso bajo la II República -el llamado Congreso del Conservatorio, por el local de Madrid en el que se celebró-, en el que había tenido una destacada participación la delegación anarcosindicalista asturiana, integrada por treinta delegados. Cuatro de ellos -Herminio Prieto, Jerónimo Riera, Jerónimo Martín y Teófilo Gutiérrez- representaban a los 3.400 afiliados de la CNT de La Felguera, localidad que había nacido alrededor de una importantísima Sociedad, la Duro Felguera, poseedora de varias minas, grandes talleres metalúrgicos y de fundición de acero, y otras instalaciones menores.

El verano se hacía notar en la ribera del Nalón, el río que separa la localidad de Sama de Langreo de La Felguera. Langreo era el bastión obrero de los socialistas y la UGT, mientras que en La Felguera, la hegemonía de los anarquistas y la CNT era indiscutible.

A comienzos de julio, los patronos de la Duro Felguera anunciaron a los obreros su decisión de despedir a noventa trabajadores, excusándose en la “falta de trabajo”. La noticia corrió en un vuelo toda la localidad, sacudiendo los talleres y tajos de la margen felguerina del río. Al final del día, numerosos trabajadores subieron hasta la sede del Sindicato Metalúrgico de la CNT, dispuesto el ánimo para impedir el despido de tantos compañeros. Tras acalorado debate, se decide que representantes sindicales de la CNT acudan a la Duro Felguera para “exigir que se respete en sus puestos de trabajo a esos noventa hombres y se establezca un turno rotativo, repartiendo el trabajo que haya en proporciones iguales entre los más de 2.000 obreros de la fábrica”. La Dirección de la empresa se niega tajantemente a tan solidaria pretensión.

Enseguida, lo que en principio era una reivindicación laboral contra los despidos, expuesta con serenidad y soluciones plausibles, se convirtió en durísimo enfrentamiento por la hostilidad de la empresa hacia cualquier fórmula que, más allá de la cuestión concreta planteada, reforzase el sentido de clase y hermandad solidaria de los trabajadores.

“El primer acuerdo del Sindicato -recoge Manuel Villar en su reportaje testimonio “El anarquismo en la insurrección de Asturias”- es ocupar la fábrica por equipos completos que se relevan por turnos”. Como se prevé que lleguen la Guardia Civil y las tropas del ejército para intentar el desalojo de la gran fábrica, cada turno preparará la defensa del recinto armando a un cierto número de obreros que deben apostarse vigilantes en los lugares estratégicos.

Lo previsto se cumple, pues el Ministro de la Gobernación, Miguel Maura, da órdenes tajantes a la Guardia Civil y a la tropa acuartelada: “¡Se desalojará la fábrica, cueste lo que cueste!”. El 23 de julio llegan por fin la Guardia Civil y fuerzas militares hasta las inmediaciones de la fábrica, tras atravesar el puente sobre el Nalón que une las localidades de Sama y La Felguera. Cuando están a punto de alcanzar el recinto, ocurre lo imprevisto. “Se apagan de repente todas las luces. Las entradas a la fábrica semejan bocas de lobo. Dentro, tras las puertas y ventanas y sobre los paredones, acechan los obreros con el arma lista”. Pero el monumental corte de la corriente eléctrica no afecta sólo a la fábrica. Pronto se sabe que las centrales eléctricas de todo el valle de Langreo han hecho lo mismo, paralizando los ascensores de las minas y dejando dentro de los pozos unos 18.000 mineros en todo el valle. En esas circunstancias, las sirenas de vapor y las campanas avisan a todo el pueblo de lo que ocurre. Miles de personas se precipitan sobre la fábrica, desbordan a la Guardia Civil y el ejército y se sitúan a modo de infranqueable muro frente a la tropa. Los jefes vacilan, pues no tienen órdenes de disparar contra miles de personas indefensas y saben que si lo hacen provocarán una espantosa carnicería. Además, no están seguros del comportamiento de los soldados, algunos de ellos asturianos que probablemente tienen familiares, esposas e hijos, entre la muchedumbre. Tras unas horas de tensión insoportable, la tropa decide retirarse.

En el momento en que el Gobernador de la provincia comunica lo sucedido al ministro de la Gobernación, el conservador Miguel Maura, éste le recuerda su anterior y tajante orden: “¡La Guardia Civil y la tropa desalojarán la fábrica, cueste lo que cueste!”. En esas circunstancias, el Gobernador envía desde Oviedo hacia la Felguera a dos compañías de infantería con ametralladoras para que, en unión de la Guardia Civil y las tropas ya presentes en el lugar, desalojen la fábrica e impongan el “orden” en el pueblo, “pacificándolo”.

Nada más salir la tropa de sus cuarteles en Oviedo, llega la noticia al Comité de Paro del Sindicato Metalúrgico de la CNT felguerina. Con gran rapidez, se redactan e imprimen octavillas que son repartidas por miles en las barriadas obreras de La Felguera, Sama y otras localidades de la cuenca minera e industrial. Cuando llega a La Felguera, surge la sorpresa. Cientos de mujeres con sus hijos se mezclan con los soldados, interrumpen el desfile, desbaratan la formación, aíslan a los soldados de los jefes, rodean a los oficiales y exigen a la tropa que haga causa común con los obreros en huelga. Muchos soldados se atreven a leer las octavillas que les entregan las mujeres. Básicamente, la octavilla les dice que ellos son “hijos del pueblo” y no se deben a la institución militar en la que están presos para defender los intereses de la burguesía y empresarios como los de la Duro Felguera, capaces de lanzar a la miseria a noventa familias sin otra causa que su hostilidad hacia los obreros que explotan cruelmente.

Tampoco se hizo esperar la respuesta desde el interior de la fábrica. Los obreros se encararon con los directivos de la empresa, asegurándoles que si las ametralladoras llegaban a disparar contra el pueblo o contra la fábrica, también ellos perderían la vida. Pues si los directivos habían organizado aquella cruenta batalla con su actitud en defensa del indigno sistema capitalista, justo era que asumieran que aquellos lujosos despachos y sus inquilinos eran, respectivamente, el principal escenario y los más importantes protagonistas de la guerra social. El jefe de la tropa llama repetidas veces al Gobernador, informándole de la difícil situación en que se halla. Es muy probable -le dice- que los soldados, entre los que hay algunos vecinos de La Felguera, terminen confraternizando con el “enemigo” si se les ordena disparar contra sus familiares. Por su parte, los obreros de la fábrica dejaron salir al Director del despacho en que estaba retenido junto a los demás directivos para que informase al gobernador “conforme se había comprometido ante el Comité de Huelga a convocar en Oviedo una reunión de accionistas con el fin de resolver sobre las proposiciones del Sindicato, lo que, de ser positiva la resolución, pondría fin a la ocupación de la fábrica”.

En esas circunstancias, el Gobernador opta por evitar el choque sangriento y ordena que la Guardia Civil y las tropas se retiren a lugar discreto.

Como recoge Manuel Villar, “por fin, al cabo de seis días de lucha emocionante, de choque de fuerza contra fuerza, se llegó a un acuerdo directo entre la Empresa y el Sindicato. Los noventa obreros amenazados de despido quedaron en sus puestos. Se pagaron a todos los huelguistas los seis días de jornal y a los 18.000 mineros los tres días que perdieren por falta de energía eléctrica en los pozos. Ha triunfado ampliamente La Felguera”.

M. Genofonte


Publicado en: La Campana (2ª época), nº238 y 239.

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Entierro de un militante comunista

Abril de 1922.

Turón. Acto civil.

Desde el pueblo de Figaredo, donde residía el finado, vino un cortejo fúnebre al cementerio civil de esta parroquia. Hemos de insistir en la necesidad de que se dote a Figaredo de cementerio civil, una y mil veces reclamado. Del pueblo de Figaredo vienen a Turón entierros civiles con frecuencia; es un pueblo pequeñito, pero de una gran sensibilidad. Acaso no haya en todo el concejo de Mieres pueblo más laico que el de Figaredo.

Carretera arriba, kilómetro tras kilómetro, subía el féretro que contenía los restos mortales del obrero Tiburcio Barenda.

Este buen societario y excelente comunista, hace más de un año que luchaba con la Muerte. De los compañeros de Figaredo recibió pruebas de cariño, repetidas e inequívocas. Todo cuanto hicieron por él los abnegados camaradas se lo merecía el finado. Pero la Parca acabó con su vida cuando la edad es más deseable. El pobre Tiburcio sólo contaba 42 años de edad; pero lo que ocurre con todos los que han contribuido con exceso al trabajo, su organismo fue debilitándose y no pudo resistir la enfermedad.

En pliego cerrado dejó a la Agrupación comunista su legado para cuando llegara el último día de su existencia: “Mi ataúd será rojo” –decía. Y los compañeros encargados de cumplir los deseos del amigo inolvidable así lo hicieron.

Adornaba el féretro la bandera del Sindicato Minero, al que siempre perteneció el difunto y por el cual se desveló más de una vez. Los gastos de entierro fueron abonados por la Juventud y Agrupación Comunistas.

Más de un centenar de personas acompañaron, desde Figaredo a la última morada, el cadáver del malogrado Tiburcio.

En el cementerio, dirigió la palabra al cortejo fúnebre el joven comunista, de Turón, Silverio Panizo, que en nombre de todos dio las gracias a los acompañantes.

A la salida se hizo una colecta para la viuda y dos hijitas del fenecido, que era quien las sustenta, y se recaudaron 42,85 pesetas.

Descanse en paz el pobre Tiburcio, y su familia reciba nuestro más sentido pésame.

FUENTE: El Noroeste, Gijón, 22 de abril de 1922.


Publicado en: Los comunistas en Asturias (1920-1982), VVAA (Coordinador: Francisco Erice). Editorial Trea. Gijón, 1996.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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viernes, abril 14, 2006

La prensa clandestino n'Asturies



L’historiador Gabriel Santullano publicó apocayá’l llibru ‘La prensa clandestina en Asturias’, onde pescuda nos panfletos y periódicos que foron espublizaos de manera illegal durante’l franquismu.

-¿Dónde surdió la idea pal so llibru?
-Fai más de venti años publiqué un artículu sobre la prensa clandestino nuna revista na que collaborara como profesor d’Historia. El tema pareció-y interesante a Rubén Vega, por aquel entós presidente de la fundación Muñiz Zapico y propúnxome un trabayu mayor. Nun primer momentu diba a ser una publicación con dos partes, per una parte la prensa clandestino y per otra la prensa durante la transición que diba a escribir un compañeru historiador. A la fin viemos que’l trabayu yera estenso y qu’había suficiente material pa un llibru independiente, polo que se decidió publicar dos obres independientes. Agora ya se publicó’l mio llibru y Carlos Gordon ta trabayando nel otru.

-¿Qué esperaba atopar na so investigación?
-Polos mios conocimientos yo ya sabía más o menos lo qu’había. Alcontréme la respuesta a la prensa oficial de la dómina y sobre to a la Llei de Prensa, qu’en realidá diba contra’l propiu periodismu y la llibertá d’espresión. La prensa oficial taba vestío d’azul y mariello y diba empobinao a engañar a los súbditos, porque durante’l franquismu nun había ciudadanos, sólo súbditos. Na prensa clandestino atopé la verdá y los fechos qu’ocultaben los periódicos oficiales.

-¿Cuál foi’l pesu de la prensa clandestino n’Asturies?
-Hai que comparar la influencia y tamañu de la nuestra rexón con otres comunidaes asemeyaes, non con Madrid o Cataluña. Pero dientro de lo que ye Asturies los noventa y ocho periódicos que pudi documentar ye una cantidá bultable. Sobre too si analizamos la continuidá de delles publicaciones. Por exemplu “Mundo Obrero” entama’l so caleyar en 1945 y tres pesllase y abrise varies veces continúa la so publicación n’Asturies durante los años 60. La revista “Verdad” del Partíu Comunista publícase en 1966 y faise ensin interrupciones hasta varios años dempués de la muerte de Franco. Casos asemeyaos son les publicaciones “Adelante” d’UGT, “Estrategia obrera” d’USO o los periódicos dependientes de CCOO dende 1967.

-¿Yera dura la persecución oficial a estes publicaciones?
-Ye ñidio que d’ente tola clandestinidá la prensa yera’l campu más difícil. Por exemplu nun había Derechu d’Asociación, pero yera abegoso implicar a varies persones porque elles podíen ponese d’alcuerdu pa negalo, pero si te pescaben con un periódicu clandestín nes manes yera una preba que siempre te llevaba a l’alcárcel. Amás había munchos güeyos y oyíos indiscretos.

-¿La prensa clandestino llegó a minoríes puntuales o a grandes mases?
-Tolos periódicos tienen una evolución y un crecimientu natural. Dalgunas publicaciones clandestinas asturianes pasaron de 100 exemplares a 7.000 durante la so andadura a pesar de les dificultaes de la clandestinidá, que nos últimos años dulcificóse. Lo cierto ye que la teoría demuestra que los periódicos lleenlos les élites con capacidá y que lluego distribúinse les sos noticies per otres canales indirectes, inclusu anguañu. A esto hai que sumar que la dificultá de los trabayadores n’España tres la guerra, que yeren esclavos y la oposición minoritaria al réximen durante un bon tiempu. Nesti sen tuvieron más influencia les radios porque compatibilizaben les emisiones colos tiempos llibres o de descansu de los obreros.

-¿Qué papel desempeñó esta prensa?
-Fundamental a pesar de les dificultaes. Como dixi antes les radios sirvíen p’averar al mundu obreru al Partíu Comunista, pero lluego afitábense mediante la prensa. La prensa clandestino foi necesaria dafechu.

-¿Cómo se siente usté dempués de vese encarceláu por trabayar na prensa clandestino?
-Mui orguyosu d’haber sío ún de los participantes, aunque confieso que yo fui de los que sufrí menos. Hubo otros que lo pasaron infinitamente peor. Tengo l’orguyu y la cabeza bien alta d’haber ayudao a trayer la llibertá y el socialismu a España. Nesi momentu creyí que yera absolutamente necesariu y güei volvería a facelo sin dulda.

-¿Cómo se sintió cuando llegó la llibertá d’espresión y la democracia?
-Perfeliz, magar qu’al mio entender nun se consiguió tolo que pretendíamos, anque non siempre se consigue lo que se nagua. Espero que los mios fios y ñetos puedan vivir nuna sociedá meyor a la nuesa gracies a toos estos cambios. Yo tovía creo que’l socialismu ye posible, pero hai que siguir trabayando.

Javier Iglesias [Semeya de Xurde Margaride]


La prensa clandestina en Asturias, Gabriel Santullano. Fundación Juan Muñiz Zapico y KRK Ediciones. Oviedo, 2006. 536 pp.


Fuente: La Voz de Asturias (suplementu 'Lletres'), 5 d'abril 2006.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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