Discurso de José María Martínez (CNT) el 1º de mayo de 1934
Organizado por la recién creada Alianza Obrera de Asturias, se celebró a las seis de la tarde del Primero de Mayo de 1934 un mitin en la Casa del Pueblo de la CNT de Gijón. Hicieron uso de la palabra Angel Martínez, socialista, que presidía la mesa; Emilio García, en representación de Izquierda Comunista; Inocencio Burgos, por la UGT, y el citado José María Martínez que habló en nombre de la CNT.
Las palabras pronunciadas por José María Martínez quedaron recogidas en el diario socialista asturiano Avance del siguiente tenor:
"Empieza refiriéndose al Primero de Mayo de 1885, cuando ocurrió la tragedia de Chicago con motivo de una manifestación de trabajadores que reclamaban una menor jornada y un mayor salario, dado que entonces las jornadas eran por lo menos de doce horas y los jornales tan míseros que no alcanzaban a cubrir las necesidades más perentorias de las familias obreras, y en cuya jornada se detuvo a bastantes obreros, cuatro de los cuales fueron ejecutados, otro hubo de suicidarse en la prisión y unos cuantos quedaron encarcelados.
A pesar de aquella tragedia, aquellos hombres que se levantaron contra el estado burgués tenían razón, puesto que hoy se trabajan jornadas de ocho horas y aun de siete y pronto se conseguirá la de seis horas. Aquello ocurrió porque el capitalismo engendró el hecho y no porque los propagandistas suban a las tribunas, ya que sólo la burguesía con sus egoísmos ocasiona tamañas tragedias. Por haber propagado cosas parecidas muchos hombres han sido sacrificados y tal vez si en España Gil Robles provoca la revolución y ésta es vencida, muchos otros seremos también sacrificados, porque, aunque lleva como símbolo una cruz, también lleva un sable, y quizá maneje mejor éste que aquella.
Para evitar esto hemos formado la Alianza Obrera, regionalmente, y si se hubiese hecho ya nacionalmente, tal vez estaríamos ahora cerca de conseguir lo que nos proponemos. Si no hubiera habido tanta incomprensión en los que la combaten, otra sería ya nuestra suerte. La Alianza, sin embargo, está hecha, y el que quiera venir a ella, puede hacerla, pero quienes la critican, que se den cuenta primero de lo que critican. La Alianza no va a hacer la revolución; ésta la hará Gil Robles. La revolución no la hará un partido, porque ya pasó la época de las cuarteladas; la revolución tiene que estar en el ambiente para que se produzca, y este ambiente es el que ahora se está formando y el deber de la Alianza es saber recoger los sentimientos de la masa, porque los revolucionarios no hacen más que ser portadores de lo que sienten las masas. La revolución es obra de muchedumbres y no de agitadores, y los obreros ya saben, si la revolución se produce, cuál es su deber.
Estoy convencido de que la revolución la provocará Gil Robles, pero hay que tener en cuenta que en esto sucede lo que en el juego de pelota, que uno es el que hace el saque y otros son los que recogen aquélla. Aquí el que va a sacar es Gil Robles. Veremos a ver quién recoge luego la pelota y a manos de quién va a parar. Gil Robles quiere hacer la revolución desde arriba y nosotros quizá le ayudemos desde abajo. Arriba está la espuma, abajo los cimientos de la revolución. Si ese caso llegase, yo digo a las mujeres que me escuchan que si algún hombre hubiera tan cobarde que se quedase escondido en su casa, que ellas sean lo suficientemente valerosas para echarlo de ella.
Hay quien dice que las revoluciones no se hacen a gusto de todos. Nunca se hace nada a gusto de todos. Lo que conviene es que se haga y que se establezca un régimen que reconozca el derecho a la vida a todo el que trabaja y que condene al hambre a los zánganos. Este es el único programa que tiene la Alianza para llevar a cabo sus propósitos. ¿Cómo se ha de organizar luego la sociedad? Eso serán las grandes comunidades de obreros y los sindicatos los que organicen la producción, la distribución y el cambio. En la sociedad futura, cada cual podrá pensar como mejor entienda, pero lo importante es que nadie viva a costa de los demás. Queremos un régimen de trabajadores en el que éstos, por interés propio, por conveniencia mutua, se entiendan, y como los obreros ya están capacitados para regirse, el desorden no existirá. Será una fraternidad quien lo rija para que la libertad de cada uno no tenga más limite que la libertad de los demás. Un régimen en el que todo lo que hoy se gasta en comprar barcos de guerra y armar ejércitos, se emplee en obras y en todas las fuentes de riqueza para que la sociedad alcance el grado de perfección necesaria, sin desviaciones en su progreso.
Termina el compañero José María con un hermoso canto a la solidaridad humana dentro de la sociedad futura y leyendo antes unas frases de la madre y de la tía de Lingg y de la mujer de Parsons, dos de los héroes de la tragedia de Chicago, que son muy celebradas, siendo aplaudidísimo al terminar su brillante oración."
Finalizado el acto, el presidente, Angel Martínez, leyó las conclusiones. En ellas se protesta contra la ley de amnistía y se pide que se amplíe para todos los delitos políticos y sociales hasta el momento en que fue votada por las Cortes; jornada máxima de seis horas; protesta por la vulneración de las leyes sociales y el restablecimiento de la pena muerte; protesta por el amparo que el Estado presta a las fuerzas reaccionarias y fascistas, cercenando, en cambio, las libertades de las organizaciones políticas y sindicales de clases. También se protesta contra la pasividad del Gobierno ante los conflictos sociales de Zaragoza, Valencia, Madrid y otros puntos; se pide un mejor trato para todos los hombres dentro de las cárceles españolas; derecho de asilo para Trotsky; contra la guerra y la conquista de territorios; ejecución de las obras de carácter público en las localidades, y en Gijón la edificación de algunas construcción para el Instituto de Previsión, Banco de España, Escuela de Industrias y asentamiento de la vía del ferrocarril Ferrol-Gijón.
Estas conclusiones fueron entregadas al alcalde, que las remitió al gobernador. El acto terminó dentro del mayor entusiasmo. La autoridad había desplegado gran lujo de fuerzas, que resultaron innecesarias.
Publicado en: Avance, 2 de Mayo de 1934.
Extraído de: Glayíu.
Etiquetas: Ochobre 1934
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