El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

Nombre:

martes, septiembre 30, 2008

José María Martínez, en tiempos de pistolas

El cuerpo estaba frío como una lagartija. Apareció sobre las vías del tren panza arriba, arrimado a un fusil y desjarretado con un tiro en el pecho. En Sotiello se escuchó por la mañana a alguien gritar: «¡Hay un muerto en el Peñón!». Todos los niños corrieron hasta el lugar donde descansaba el cadáver. La figura alargada del cuerpo no les impresionó. Era un tipo fuerte, parecía una ballena herida y varada sobre las vías de un tren. Una levísima fragancia a muerto despertó aún más la curiosidad de los niños que lo encontraron. Cuando reconocieron su rostro, descubrieron entonces su irónica sonrisa. Escaparon horrorizados gritando «Es José María Martínez».

El líder cenetista más importante de Gijón en la Revolución de Octubre de 1934 había sido asesinado cernida la madrugada.

José Luis Martínez nació en Cangas de Onís en 1884. Cuando la familia se trasladó a Gijón, José María Martínez entró a trabajar como botellero en la Fábrica de Cristales La Industria y después pasó a ser obrero metalúrgico. Sería a comienzos del siglo XX cuando iniciara su actividad sindical, fundando el primer sindicato anarquista de mineros asturianos, «El despertar del minero en Langreo», del que José María Martínez fue secretario. Para entonces, ya era un perseguido político y se le conocía como José Riestra.

Aunque su familia (mujer y dos hijos) estaba en Gijón, será el instigador de distintas huelgas en Langreo y Mieres. La primera en 1912, contra Duro-Felguera, debido a la negativa de la empresa a admitir en la negociación de su reglamento interno a los obreros y al rechazo de la patronal a un aumento de los salarios. En el quinto mes de huelga, a finales de aquel año, José Riestra propugnaba el sabotaje si los obreros eran vencidos. La huelga duró nueve meses.

Un hombre de acción

En la huelga de 1914 en el valle de Langreo contra el alza del precio del pan, pistola en mano, arengó a la multitud de La Felguera, se enfrentó a la Guardia Civil rompiendo el cordón militar y asaltó a la cabeza de la multitud la panadería de Enrique Menéndez.

José María Martínez era un hombre de acción al que le costaba enfrentarse a la muerte tanto como fumarse un cigarrillo. Nunca le tembló el pulso a la hora de apretar el gatillo de un 9 largo. Solía decirle a su mujer, cada vez que salía de la cárcel, que su lucha no buscaba mejorar el presente, sino a las generaciones futuras. No luchaba por las personas, sino por el futuro.

En 1919 ya era un destacado dirigente cenetista. En el congreso nacional de la CNT, José María Martínez y Manuel Álvarez representaban a 3.342 afiliados del sector metalúrgico de Gijón. En relación a la posible unificación con la UGT, Martínez defendió la necesidad de unir a todo el proletariado español en un solo organismo a fin de llevar a cabo la transformación proyectada de España. Para el destacado de la CNT asturiana eran los trabajadores los que ansiaban esa unión y los dirigentes de los dos organismos quienes la rechazaban.

José María Martínez se consideraba discípulo de Eleuterio Quintanilla y fue uno de los impulsores de la Alianza Obrera que hizo posible el estallido revolucionario de 1934 en Asturias. Había convencido a los suyos y a los socialistas asturianos. El pacto de la alianza estaba sellado con su nombre.

Los primeros pasos para la formación de la Alianza Obrera partieron de los dirigentes cenetistas presos en la cárcel de El Coto de Gijón como consecuencia del movimiento revolucionario que la CNT trató de impulsar en toda España en diciembre de 1933. Segundo Blanco, José María Martínez, Avelino González Mallada y Horacio Argüelles, entre otros, dirigieron un escrito al pleno regional de la CNT proponiéndoles una alianza con la UGT. Aprobada la propuesta, se formó una comisión en la que tomaba parte José María Martínez, encargada de contactar con la UGT y la Federación Socialista Asturiana. El 31 de marzo se firma la alianza, cuyos objetivos eran «1.º luchar abiertamente contra el fascismo que intenta imponer sobre el pueblo su característico sistema de opresión acabando con las organizaciones de clase y con las escasas libertades y derechos establecidos en la nación. 2.º Realizar amplia labor de oposición a todo propósito de guerra en lo que se refiere al conjunto de los países del continente europeo como igualmente en lo que afecta al problema colonial en África».

Víctor Guillot Monroy


Publicado en: La Nueva España, 13 de octubre de 2004.
Fuente: CNT.

Etiquetas: