La guerra de todos los jueves
430 trabajadores del naval de Gijón llevan un año enfrentándose a la Polícia En los terrenos de la factoría se quiere construir una gran urbanización - Doce trabajadores han sido citados a declarar y otro condenado a 8 meses de cárcel
Son las once de la mañana de un martes cualquiera. Los trabajadores de Naval Gijón, S.A. (NAGISA), que padecen desde hace doce meses suspensión temporal de empleo, ya han llegado a la casa sindical, situada cerca de la empresa. Los sindicalistas planean para todos la jornada pacífica. Cuando se decide el recorrido salen todos. Ese día sus únicas armas son cacerolas y botes para hacer ruido. No quieren que nadie olvide y menos Felipe González que están ahí. Por ello, un muñeco de cartón que representa al presidente del Gobierno encabeza su protesta. La jornada termina dos horas después, tras recorrer el centro de Gijón, sin problemas, y se despiden hasta el jueves.
Tienen que descansar y coger fuerzas para ese día, en el que los empleados se convierten en «guerrilleros urbanos, profesionales de la barricada». La jornada comienza cada jueves de cada semana a las diez de la mañana. En esta ocasión, todos los trabajadores tapan sus caras con un pañuelo negro, fabricado en exclusiva para ellos y que tiene su propio logotipo. Es decir, un trabajador en posición de lucha con un «gomero» y debajo de éste un mensaje: «Tenemos que ser optimistas». Ese día sus armas son cohetes caseros y ruedas para montar barricadas a la Policía, que les responde con botes de humo y pelotas de goma. El final de la contienda, la mayoría de las veces, lo marca una bandera blanca que saca uno de los trabajadores, al estilo de los conflictos bélicos del siglo XIX.
Ayer volvieron a repetirse los incidentes de cada semana con duros enfrentamientos entre trabajadores y la Policía.
De esta forma, se pueden describir las movilizaciones que estos trabajadores mantienen desde hace casi un año. Al principio era un solo día, los jueves. Desde hace tres semanas: los martes y jueves. Y es que los ánimos ya están muy encrespados. «Las promesas incumplidas y el futuro incierto de los desempleados» son las principales causas de la movilización, según explica el secretario del comité de empresa, Cándido González, miembro del sindicato Corriente Sindical de Izquierdas (CSI).
Son muchos meses ya de movilizaciones y tensiones que tienen su origen en un pasado lejano.
NAGISA -participada en un 50% por la familia Orejas y por el grupo Duro Felguera- fue creada en 1985 con un capital social de 250.000 pesetas, gracias a la mediación del Gobierno regional, tras fusionarse dos empresas: Astillero Marítimo del Musel y Dique Duro Felguera. Desde su creación «sólo hemos tenido tres años tranquilos que ha sido cuando hemos tenido trabajo», comenta Ramón González, miembro del CSI.
Los problemas de esta empresa privada derivan de la reconversión naval iniciada en toda España en 1980. A principios de esa década en Gijón había cinco astilleros que daban empleo a 3.259 personas. Ahora sólo hay dos: uno público, Constructora Gijonesa, con 700 trabajadores, y NAGISA, con 430. Una década en la que se produjeron duras movilizaciones.
NAGISA heredó de la fusión pactada 1.149 empleados, la mayoría de ellos había luchado en la contienda de los años 80. En una primera reconversión, la plantilla quedó reducida a 742 personas, y los trabajadores regulados pasaron a depender del Fondo de Promoción de Empleo. Poco después, otra reconversión y las jubilaciones disminuyeron el número de empleados a 580. Durante esos años, hubo protestas intermitentemente.
En 1991, el astillero consiguió, con la mediación del Gobierno central, un pedido de siete barcos rusos. «Este fue el único encargo que consiguió la empresa. Los demás estaban ya contratados por Marítima del Musel.
NAGISA presentó en mayo de 1994 un nuevo expediente de regulación de empleo para 150 trabajadores y los 430 restantes quedaron afectados por una suspensión temporal de empleo.
A medida que han ido pasando los meses, las protestas se han ido radicalizando y desde hace tres semanas, los sindicatos acordaron convocar otro día de movilización semanal, los martes.
Doce trabajadores serán citados pronto a juicio y otro ya ha sido condenado a ocho meses de prisión.
Ana Gallego
Publicado en: El Mundo, 19 de mayo de 1995.
Fuente: El Mundo.
Son las once de la mañana de un martes cualquiera. Los trabajadores de Naval Gijón, S.A. (NAGISA), que padecen desde hace doce meses suspensión temporal de empleo, ya han llegado a la casa sindical, situada cerca de la empresa. Los sindicalistas planean para todos la jornada pacífica. Cuando se decide el recorrido salen todos. Ese día sus únicas armas son cacerolas y botes para hacer ruido. No quieren que nadie olvide y menos Felipe González que están ahí. Por ello, un muñeco de cartón que representa al presidente del Gobierno encabeza su protesta. La jornada termina dos horas después, tras recorrer el centro de Gijón, sin problemas, y se despiden hasta el jueves.
Tienen que descansar y coger fuerzas para ese día, en el que los empleados se convierten en «guerrilleros urbanos, profesionales de la barricada». La jornada comienza cada jueves de cada semana a las diez de la mañana. En esta ocasión, todos los trabajadores tapan sus caras con un pañuelo negro, fabricado en exclusiva para ellos y que tiene su propio logotipo. Es decir, un trabajador en posición de lucha con un «gomero» y debajo de éste un mensaje: «Tenemos que ser optimistas». Ese día sus armas son cohetes caseros y ruedas para montar barricadas a la Policía, que les responde con botes de humo y pelotas de goma. El final de la contienda, la mayoría de las veces, lo marca una bandera blanca que saca uno de los trabajadores, al estilo de los conflictos bélicos del siglo XIX.
Ayer volvieron a repetirse los incidentes de cada semana con duros enfrentamientos entre trabajadores y la Policía.
De esta forma, se pueden describir las movilizaciones que estos trabajadores mantienen desde hace casi un año. Al principio era un solo día, los jueves. Desde hace tres semanas: los martes y jueves. Y es que los ánimos ya están muy encrespados. «Las promesas incumplidas y el futuro incierto de los desempleados» son las principales causas de la movilización, según explica el secretario del comité de empresa, Cándido González, miembro del sindicato Corriente Sindical de Izquierdas (CSI).
Son muchos meses ya de movilizaciones y tensiones que tienen su origen en un pasado lejano.
NAGISA -participada en un 50% por la familia Orejas y por el grupo Duro Felguera- fue creada en 1985 con un capital social de 250.000 pesetas, gracias a la mediación del Gobierno regional, tras fusionarse dos empresas: Astillero Marítimo del Musel y Dique Duro Felguera. Desde su creación «sólo hemos tenido tres años tranquilos que ha sido cuando hemos tenido trabajo», comenta Ramón González, miembro del CSI.
Los problemas de esta empresa privada derivan de la reconversión naval iniciada en toda España en 1980. A principios de esa década en Gijón había cinco astilleros que daban empleo a 3.259 personas. Ahora sólo hay dos: uno público, Constructora Gijonesa, con 700 trabajadores, y NAGISA, con 430. Una década en la que se produjeron duras movilizaciones.
NAGISA heredó de la fusión pactada 1.149 empleados, la mayoría de ellos había luchado en la contienda de los años 80. En una primera reconversión, la plantilla quedó reducida a 742 personas, y los trabajadores regulados pasaron a depender del Fondo de Promoción de Empleo. Poco después, otra reconversión y las jubilaciones disminuyeron el número de empleados a 580. Durante esos años, hubo protestas intermitentemente.
En 1991, el astillero consiguió, con la mediación del Gobierno central, un pedido de siete barcos rusos. «Este fue el único encargo que consiguió la empresa. Los demás estaban ya contratados por Marítima del Musel.
NAGISA presentó en mayo de 1994 un nuevo expediente de regulación de empleo para 150 trabajadores y los 430 restantes quedaron afectados por una suspensión temporal de empleo.
A medida que han ido pasando los meses, las protestas se han ido radicalizando y desde hace tres semanas, los sindicatos acordaron convocar otro día de movilización semanal, los martes.
Doce trabajadores serán citados pronto a juicio y otro ya ha sido condenado a ocho meses de prisión.
Ana Gallego
Publicado en: El Mundo, 19 de mayo de 1995.
Fuente: El Mundo.
Etiquetas: Democracia
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