El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

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miércoles, agosto 22, 2007

El fracaso del PCE en el sindicalismo minero de Asturias

Resumen
Los problemas que dividieron el PSOE a raíz de la revolución rusa tuvieron un claro reflejo en los sindicatos socialistas. Fundado en 1910 por Manuel Llaneza, el Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA) vivió a lo largo de 1922 una larga lucha entre socialistas y comunistas por hacerse dueños del sindicato. Finalmente fueron los socialistas que se quedaron con él, mientras que los comunistas arrastraron a los anarquistas para crear el Sindicato Único de Mineros de Asturias (SUM). La política de la dirección del PCE de aquella época era la de la IC, quien establecía unos esquemas teóricos sobre la situación, condiciones y estrategias del movimiento obrero minero de Asturias. A pesar de la falta de sintonía entre la dirección nacional del PCE y los responsables comunistas de Asturias, estos consiguieron que el SUM logre el respecto y el apoyo de los mineros asturianos, y el SOMA vio peligrar su influencia entre estos últimos. La política del PCE para apoderarse de los sindicatos UGT y CNT, con insultos a sus dirigentes, acabó en 1931 con la participación de los anarquistas en el SUM que estaba adscrito desde su fundación a la CNT, a pesar de la pertenencia de sus dirigentes al PCE. En 1932 se adhirió a la recién constituida Confederación General del Trabajo Unitario, y en 1935 volvió a integrarse al SOMA. Los vaivenes de la política sindical de una dirección del PCE que no supo definir sus propias estrategias sindicales terminaron con la mayor organización obrera comunista de la época.


LOS CONFLICTOS LABORALES EN LA MINERÍA ASTURIANA Y LA
ORGANIZACIÓN SINDICAL OBRERA.

Desde el principio de la industrialización de Asturias, los movimientos reivindicativos de los mineros fueron continuos1. Las primeras huelgas que se declararon vieron frustradas sus aspiraciones para conseguir unas mejoras laborales y unos incrementos salariales que les permitiesen unos progresos en su forma de vida. Las organizaciones obreras que se implantaban para esas huelgas eran destruidas durante las huelgas mismas y el miedo instaurado por la patronal y sus policías provocaban la deserción de cualquier embrión de sindicatos.

Los resultados que se lograron fueron escasos. La falta de organización por una parte, y la represión2 por la otra, hacían que lanzarse a una huelga representase un riesgo demasiado alto para el trabajador quien se exponía a perder su trabajo, es decir, su único sustento.

Habrá que esperar hasta 1910, con la creación del Sindicato de Obreros Mineros de Asturias (SOMA) para que la clase obrera minera pueda disponer de una organización propia con una fuerza real. Llaneza, el creador y el alma del Sindicato, fue nombrado secretario del primer Comité ejecutivo. Fue desde su fundación el interlocutor, en representación de los mineros, ante la Patronal Minera de Asturias que agrupaba a todas las grandes empresas mineras, salvo Hullera Española.

Al principio, el SOMA tuvo una política agresiva, lo que le permitió captar la simpatía de los mineros, de los 1.800 afiliados en 1911, pasó a 28.883 en 1919. Pero a partir de la huelga general revolucionaria de agosto de 1917, que resultó ser un fracaso tanto en Asturias cómo a nivel nacional, adoptó entonces una estrategia más conciliadora, colocando a los mineros en condiciones más desfavorable frente a la Patronal3.

Terminada la Iª guerra mundial, se acabarían los días de bonanzas que permitieron altos beneficios para los propietarios de las minas, sin que se hubiesen mejorado sustancialmente las condiciones de vida de los obreros. Como consecuencia, el despido de obreros y la disminución de los jornales acarrearían el desencadenamiento de huelgas.

La Patronal mantenía una visión puramente mercantil, obsesionada por los beneficios, sin una visión de futuro, y el Gobierno nunca presentó opciones creadoras que puedan fortalecer a largo plazo la industria española. Su percepción sobre la situación social, quedó reflejada con el articulo que publicó el financiero Luis Olariaga en El Sol4:

«Las épocas de crisis económicas han amortiguado siempre las agitaciones
industriales de los periodos de prosperidad. Podrán ser épocas de revolución,
pero no de huelgas a granel. Para las huelgas no hay mejor incubadora que una
atmósfera de buenos negocios. [.] Estos últimos años los estímulos del
proletariado para organizar huelgas han sido mucho más intensos que en otras
ocasiones, y las revoluciones rusas, húngara y alemana fueron tremendas
excitaciones a la transformación social. [.] No aprendió nada que supusiera
idealidad, responsabilidad y sacrificio.»


A pesar de todo, en octubre de 1919, el SOMA logró unas de sus mayores conquistas, la jornada de siete horas en el interior de las minas. Este éxito fue debido en gran parte a Llaneza quien,con talante negociador, supo obtener para los mineros mejoras en sus condiciones laborales, aprovechando los buenos resultados económicos obtenidos a lo largo de la guerra.

Pero muy pronto iba a aparecer en el SOMA una radicalización en sus reivindicaciones sin duda bajo la influencia de los comunistas que llevaban campañas de divulgación de los éxitos de la revolución rusa. El 28 de febrero de 1920, celebró un Congreso en el cual se aprobó la petición de un aumento salarial del 60 por ciento sobre el salario mínimo de 1913. Por su parte la Patronal sólo accedió a un 30 por ciento de aumento. En abril se declaró la huelga general que paralizó todas las cuencas mineras, incluso la del Aller donde predominaba el Sindicato Católico. Con la aceptación por parte de éste de la oferta de Hullera Española de un aumento del 20 por ciento, se puso fin a la huelga el 9 de abril.

Pero en las cuencas mineras se respiraba un ambiente tenso y los dirigentes del SOMA se veían desbordados por la radicalización que dominaba entre los afiliados. En Turón, en diciembre de 19205, los obreros de la Sociedad Hulleras del Turón arrastraron al resto de las cuencas a una nueva huelga general que terminó con el despido de cinco compañeros.

Prácticamente durante todo el mes, los mineros se enfrentaron tanto a la Patronal cómo a la dirección del SOMA quien abogaba por la conclusión del conflicto6.

Los obreros comunistas asturianos estuvieron afiliados desde el principio al SOMA, y en él desarrollaban su actividad sindical, propugnando la unidad con el Sindicato Único de tendencia anarquista. Pero a pesar de sus diferencias estratégicas de acción con los socialistas, eran concientes de su debilidad numérica, por lo que trataban de arrastrar en acciones conjuntas a las demás organizaciones obreras. Publicaban manifiestos con llamamientos a la UGT y a la CNT para apoyar su propuesta de unidad, constituyendo «Consejos obreros que agrupen al proletariado para la lucha revolucionaria en el momento actual y para la dirección comunista después de la revolución triunfante.»7

En mayo, la Patronal, sintiéndose respaldada por el Gobierno, tomó la decisión unilateral de bajar los jornales, lo que provocó graves tensiones en el Comité Ejecutivo del SOMA, y en unambiente de confrontación con la Patronal tuvo lugar el 29 de mayo de 1921 el Congreso del SOMA, con asistencia de 71 secciones representando a 15.607 afiliados. El secretario del SOMA, Manuel Llaneza, opuesto a la huelga, se quedó en minoría y dimitió de la Secretaria junto con los miembros del Comité Ejecutivo. Pero en el mes de junio logró otra vez tomar las riendas del Sindicato Minero al someter la cuestión a referéndum entre las bases sindicales, logrando 5.332 votos a su favor, 85 en contra y 432 abstenciones8.

El 17 de julio, otra vez por medio de un referéndum entre los mineros, a pesar de que la mayoría de las secciones se declarasen favorables al paro, el Ejecutivo trató de invalidar la votación enfrentándose al clamor generalizado para ir a la huelga.

Los acontecimientos iban a precipitarse. El 5 de agosto de 1921, en el Centro Obrero de Oviedo, se celebró un Congreso extraordinario del SOMA para tratar sobre la postura del Comité, y en particular de Llaneza. El Congreso desaprobó la gestión del Comité por 4.782 votos a favor, ante 2.988 en contra y 462 abstenciones9. Por 4.567 votos contra 3.413 y 263 abstenciones, se exigió su dimisión y la de todo el Comité. Llaneza se encontró desautorizado y planteó su dimisión10.

Se aprovechó la nueva situación para alcanzar la unidad con el Sindicato Único de Mineros, de influencia anarquista, que venía funcionando desde 1919, lográndose la fusión el 5 de septiembre en el centro «La Justicia» de La Felguera, y mostrando el empeño de los comunistas asturianos en que era posible presentar un frente común a la Patronal.

Pero a Llaneza le preocupaba el nuevo rumbo del Sindicato y no estaba dispuesto a dejarlo actuar sin presentar un frente crítico, recordando, en una conferencia en el Centro Obrero de Mieres, que lo importante para los mineros asturianos era haber logrado la jornada de siete horas en el interior de la mina11. En octubre del mismo año se reunió por tercera vez el Congreso del Sindicato Minero, con la asistencia de delegados de 64 secciones representando 8.550 afiliados. Por 4.241 votos contra 2.030 y 664 abstenciones, el Ejecutivo provisional comunista fue derrotado, saliendo elegido Presidente, Belarmino Tomas, y Secretario General, Manuel Llaneza.

A lo largo de todo el mes se celebraron numerosos actos convocados por las diversas fuerzas de izquierda, enfrentándose comunistas y socialistas sobre las tácticas y los objetivos que se pretendían alcanzar. Las cuencas mineras se veían repletas de mítines de los dirigentes obreros. Si bien los responsables del SOMA recorrían los centros obreros, también desarrollaban una febril actividad los dirigentes comunistas, obligando a los primeros a tomar decisiones para no dejar en manos de estos la iniciativa de las reivindicaciones. Así pues, el 16 de diciembre se declaró la huelga general que sorprendió a todos por la unanimidad y la fuerza con la cual se inició, obligando al Gobierno a acordar «trabajar en las minas de Asturias cinco días por semana, durante las dos próximas, para dar tiempo al estudio de soluciones definitivas de protección a la industria hullera y a un nuevo régimen de trabajo.»

El SOMA, ordenó reanudar el trabajo, pero la Patronal anunció unilateralmente que, a partir del 1 de enero de 1922, las minas asturianas se regirían con nuevas normas que ella misma elaboró. Esto terminó con la paciencia de los mineros que no dudaban en manifestar al Comité Ejecutivo del Sindicato su firme voluntad en impedir que la Patronal decidiera unilateralmente. El día 5 de enero de 1922 el Comité hizo un llamamiento a los mineros para examinar detenidamente las circunstancias en las cuales se encontraban, indicando claramente que no se estaba en condiciones de ir a la huelga, y convocaba un Congreso extraordinario para el día 8 de este mismo mes en el Centro Obrero de Mieres.

El Congreso despertó una gran expectación. En él los comunistas se enfrentaron verbalmente con los miembros del Comité, creándose un debate muy acalorado, llegando a alcanzar momentos de confusión. Finalmente, se acordó declarar la huelga general12 que finalizó el 27 de enero logrando la Patronal que el Gobierno le concediese ventajas fiscales, mientras tanto persistía entre los mineros un mar de fondo que se plasmaba en perturbaciones aisladas que reflejaban el estado de animo de éstos.

Para la Patronal la situación debía de solucionarse con el sacrificio de los obreros, a quien «les llega una época dolorosa de la lucha por la vida, y ahora mismo están sufriendo las consecuencias de la lucha, a juzgar por el tiempo que ésta dura».

El día 15 de mayo, se reunieron las comisiones de patronos y obreros, manteniendo los primeros su postura de rebajar en un 20 por ciento los salarios.

Se celebró entonces un nuevo Congreso extraordinario en Oviedo el día 19 de mayo. Estaban presente 59 Secciones representando 7.214 afiliados. Tuvo lugar a puertas cerradas para evitar que se «infiltren» no afiliados y se decidió, por 44 secciones contra 15, declarar la huelga general. Los delegados comunistas desplegaron una serie de criticas contra Llaneza tratando de evitar su control sobre la dirección de la huelga, y éste se vio entonces en la obligación de intervenir para rechazar la petición de que no abanderase la huelga, atacando duramente la pretensión de los comunistas de aislar al Comité:

«El Comité estima que sería en él una cobardía abandonar en estos momentos este
puesto, a pesar de haber tenido una opinión contraria a la manifestada por las
Secciones. Por eso se ofrece y os dice que si se quiere que dirijamos el
movimiento lo haremos con toda la fe y el entusiasmo posibles, procurando hacer
lo necesario para lograr las mayores ventajas para el Sindicato. Pero en el caso
de que no se confíe en nosotros para la dirección de la huelga, tengo que
advertir que hay que echarnos, pues nosotros no nos vamos de nuestro puesto, no
queremos desertar voluntariamente. »



Los comunistas, unidos a los anarquistas, lanzaron la consigna: «Ni un céntimo menos, ni un minuto más. », e intentaron con todos sus medios controlar la huelga. El 17 de junio se convocó una Asamblea Regional del Frente Único con la presencia de 60 delegados y representación de las Secciones donde los «terceristas» dominaban el Sindicato, para constituir el Frente Único de solidaridad con los huelguistas. Los comunistas con la creación de este Frente Único, bajo la presidencia de Eduardo Castro, pretendían canalizar las ayudas a los huelguistas, y sentar las bases para un embrión sindical que se opusiera al SOMA. La situación que enfrentaba la Dirección del Sindicato a los dirigentes del Frente Único creaba situaciones de excitación radical para atraerse a los trabajadores. Los primeros buscaban lograr lo antes posibles soluciones pactadas, mientras que los segundos se organizaban para un enfrentamiento más directo con la Patronal y el Gobierno.

La represión de la huelga por parte del ejercito acentuó aún más la tensión existente. A las dos compañías del Ejercito trasladadas de Langreo, se unió, el 26 de junio, un escuadrón de caballería procedente de La Coruña.

La huelga se terminó el 9 de agosto, después de ochenta días, aceptándose prácticamente las propuestas de la Asociación Patronal de Mineros Asturianos. Sometido a votación de las bases, el acuerdo fue aprobado por 7.766 votos contra 2.295 y 40 papeletas en blanco13. Los mineros mostraban, más que su acuerdo para volver al trabajo, las dificultades de proseguir el conflicto después de casi tres meses de huelga.

La situación en el interior del Sindicato se volvía difícil, con enfrentamientos continuos que impedían al Comité tomar resoluciones. El 25 de junio de 1922, este Comité decidió expulsar las secciones que vulnerasen el reglamento disciplinario. Se trataba de hallar una solución legal que permita terminar de una vez para siempre con la disidencia interna en el Sindicato. Se quedaron fuera 21 secciones14.

CONSTITUCIÓN DEL SINDICATO ÚNICO DE MINEROS DE ASTURIAS (SUM).
EL SUM Y EL MOVIMIENTO OBRERO


El 18 de noviembre de 1922, las secciones expulsadas del SOMA se constituyeron en La Felguera, en el Centro Obrero «La Justicia», en Sindicato Único de Mineros de Asturias (SUM), adscrito a la CNT, si bien dirigidos por comunistas, e identificado con la Internacional Sindical Roja (ISR). En el Congreso fundacional estaban representados 1.752 afiliados, agrupados en 25 secciones. Avelino González Mallada y Ángel Pestaña intervinieron defendiendo las tesis de la CNT, mientras que Jesús Ibáñez lo hizo en nombre de la ISR, y Máximo Sánchez por el Frente Único.15

Durante dos fines de semana se deliberó acerca de los estatutos y directrices de actuación y se aprobó el informe de la Comisión organizadora, adoptándose unos estatutos en la línea de la indicada por la ISR, y nombrando la Comisión Ejecutiva con residencia en Mieres. El Comité Ejecutivo que salió elegido en este Congreso estaba compuesto por Jesús Rodríguez (presidente), José Prieto (vicepresidente), Benjamín Escobar (Secretario), Críspulo Gutiérrez, vicesecretario, y Jesús Huelga (tesorero).16

Para dar una idea de lo que significó la expulsión de varias secciones del SOMA y la creación del SUM, se puede señalar que los afiliados al SOMA alcanzaban la cifra de 28.883 en 1919, 24.551 en 1920, 20.000 en 1921 y 7.500 en 1922.17 Es decir que entre 1920 y 1922 17.000 afiliados se dieron de baja del SOMA.

El SUM, queriendo ser alternativa a la influencia socialista, emprendió movilizaciones entre los mineros para ampliar las reivindicaciones laborales. Sus actuaciones fueron intensas, participando en las diversas concentraciones de trabajadores, planteando sus puntos de vista y sus criticas a los dirigentes sociales de forma intempestiva y agresiva. Los llamamientos continuos a la unidad no obedecieron sólo, para los dirigentes asturianos, a consignas políticas. Eran conscientes de que los problemas de la minería afectaba a toda la población minera por lo cual las acciones debían de ser conjuntas si se pretendía tener éxito.

La política de la dirección del PCE, con todas las vicisitudes de aquellos años, era la política de la IC quien establecía unos esquemas teóricos sobre la situación, condiciones y estrategias del movimiento obrero minero asturiano. Así pues hay que destacar la falta de sintonía entre esta dirección nacional y los responsables comunistas de Asturias. Estos últimos, si bien eran críticos con la posición de Llaneza, no deseaban la creación de un nuevo sindicato. Para ellos la unidad de los mineros frente a la Patronal era una condición fundamental para lograr que sus reivindicaciones sean atendidas. También creían, y así fue al principio, que conseguirían atraer los mineros hacia un sindicato más proclive a defender posiciones de clase, y con actitudes más revolucionarias.

El SUM logró el apoyo y el respecto de los mineros asturianos, y el SOMA vio peligrar su influencia entre estos últimos. A partir de su creación llevó una campaña de atracción de los mineros, al mismo tiempo que trataba de descalificar al SOMA, y en particular a su secretario Llaneza:

«Los compañeros del SUM han emprendido una serie de mítines para atraer al
Sindicato el resto de los Asturianos. Con este fin han publicado un manifiesto
en el que una vez más desenmascaran los manejos caciquiles de Llaneza y
comparsa.»18



El SUM nacía con la bandera de la revolución y con miras hacia los soviets. Sus militantes, tanto comunistas como anarquistas, cobijaban las mismas aspiraciones y todas sus acciones se desarrollaron bajo el signo de la lucha de clases. Siguió ligado a la CNT, participando en las actividades de la Confederación Regional de Asturias, León y Palencia hasta 1931.

Pero los problemas orgánicos que existían en el seno del PCE tenían que manifestarse por obligación en el SUM. Las relaciones entre la fuerza política y la fuerza sindical estaban impregnadas de desconexión entre los dirigentes y la clase social.

En las constantes movilizaciones los militantes del SUM participaban de forma activa en la defensa de sus reivindicaciones lo que atraía los mineros hacia el SUM. Esas eran de diversa índole, desde peticiones sobre salubridad en las minas, hasta salarios mas adecuados a la carestía de vida, pasando por condiciones de vida dignas, con viviendas higiénicas, centros culturales y escuelas para los hijos, así como también apoyo solidario a compañeros de otras minas. La lucha sindical estaba, por supuesto, directamente ligada a las políticas del PSOE y el PCE, y como telón de fondo estaba la IC que intervenía en la definición de las tácticas a desarrollar para la conquista del poder.

La colaboración de los socialistas, «por oportunismo táctico», con la dictadura de Primo de Rivera19, dejó en manos del SUM el protagonismo de las reivindicaciones de los mineros pero no supo aprovechar la situación para atraerse definitivamente a los mineros. En los primeros momentos de la dictadura ni los comunistas, ni el SUM, sufrieron persecución. Las autoridades minimizaban su influencia y no quisieron enfrentarse a las organizaciones obreras. Esperaron hasta diciembre de 1923 para «descubrir» un supuesto complot revolucionario con ramificaciones en Portugal y en Asturias, para realizar detenciones y suspender las actividades del SUM.

En esta situación el SUM encontró dificultades para su acción lo que frenó su implantación entre los mineros. La posición del PCE que querría imponer su política en el SUM fue motivo, a su vez, de debilitamiento del sindicato.

En mayo de 1930, el SUM fue autorizado a reabrir locales y a actuar legalmente, y el ultimo domingo del mes, se reunió en el teatro «Novedades» de Mieres el Congreso del SUM. Emprendió entonces una serie de huelgas, oponiéndose a la política del SOMA que preconizaba un entendimiento con la Patronal .

El 3 de mayo de 1931, se celebró un Congreso del SUM para discutir, entre otros asuntos, sobre su permanencia en la CNT. En medio de acalorados debates, se acordó continuar, y se pidió la celebración de un Congreso extraordinario con la presencia paritaria de la CNT y el Comité Nacional de Reconstrucción. Fue el principio de escisión del SUM.

Pero en la huelga minera de junio de 1931 se enfrentaron claramente las tendencias comunistas y cenetistas que componían el sindicato. Este enfrentamiento culminó en la ruptura con la CNT, y tuvo como consecuencia el debilitamiento del SUM. Como en aquellos días se estaba celebrando en el Conservatorio de Madrid el Congreso Nacional de la CNT acudieron a él, como representantes del SUM Benjamín Escobar, vicesecretario del sindicato, y Ceferino A. Rey quien sería el secretario general en 1932. Ambos pertenecían al PCE. En su intervención pidieron al Congreso que les prestasen más ayuda en la huelga que estaban llevando a cabo en aquellos días. Pero la CNT, que apoyaba el Pacto de San Sebastián, se negó a intervenir directamente, y propuso nombrar una delegación para pedir el arbitraje del Gobierno20. Por su parte, el CE del PCE parecía totalmente alejado del grave problema que estaba teniendo lugar en Asturias. Ni en la reunión de junio de 1931, ni en la del 16 de agosto el asunto mereció un análisis serio con resoluciones apropiadas. En esta ultima reunión del Secretariado Sindical del CE del PCE21 se habló de un Congreso de unidad, insistiendo en la necesidad de crear las fracciones sindicales comunistas y las minorías de oposición, pero sin mencionar cualquier análisis de problemas sindicales concretos como los que se habían tenido en Asturias el mes pasado.

El 5 de julio de 1931 se celebró un Congreso extraordinario del SUM para analizar las posiciones del Comité Sindical y de la Regional. Este Congreso sólo sirvió para lanzar acusaciones mutuas, tratando de monopolizar la palabra sin concesiones para el adversario.

En estas Asambleas no se pretendía llegar a ningún acuerdo, solo se deseaba echar al adversario, con provocaciones, insultos ó expulsiones. La tensión era demasiado grande para alcanzar cualquier compromiso. A la hora de votar, se aprobó la gestión del Comité Sindical, y se condenó la actitud de la Regional por 19 Secciones en contra, 9 a favor y 7 abstenciones. Se volvió a plantear la cuestión de la permanencia en la CNT, y se acordó seguir, pero imponiendo unas condiciones que equivalían a una auto expulsión. Se alcanzaba así las pretensiones del Ejecutivo del PCE, de monopolizar la orientación del SUM de acuerdo con la táctica de la ISR.

El 18 de julio de 1931, el Comité Regional publicó una nota en la que arremetió duramente contra el PCE22.

El domingo 13 de septiembre se celebró un Pleno Regional de la Confederación Regional del Trabajo de Asturias, León y Palencia, en el Centro Obrero «La Justicia» de La Felguera donde se expuso la actuación del Comité Regional en la cuestión minera haciendo historia de los distintos Congresos del SUM, en los cuales, según Segundo Blanco, Secretario del Comité Regional, la CNT « y de manera especial el Comité Regional fueron siempre maltratados, insultados, acusados y condenados sin defensa posible». Criticó con especial dureza el hecho que la huelga de junio estuviese teledirigida y orientada por el PCE y el Comité de Reconstrucción de la CNT. A este respecto, señaló que, pese al compromiso del Comité Sindical, de someter la huelga a referéndum, no lo llevó a cabo ya que se recibió a Oviedo la visita de Roldan, representante de la Sindical Roja, «quien les obligó a no hacerlo, llevando el conflicto a limites de desesperación que iba perfilando la diaria tragedia». Benjamín Escobar, en nombre del SUM, rechazó las imputaciones, asegurando que el Sindicato nunca estuvo orientado ó dirigido por los de «Reconstrucción», ni obedeció ordenes de ningún partido, y que estaba de acuerdo en aceptar la disciplina de la organización Confederal, pero que solo las secciones podrían decidir la destitución de los candidatos a cargos políticos.

El 11 de octubre el SUM organizó en el cine “Novedades” de Mieres, un Congreso, enviando a las diferentes secciones el orden del día, y reiterándoles que acudan para oponerse a las resoluciones que habían acordado los anarquistas. El Comité Regional, aunque no fue convocado, acudió al Congreso. Las deliberaciones fueron de alta tensión, enfrentándose las dos tendencias, comunistas y anarcosindicalistas, para hacer valer su opción. El alboroto era general, y la Confederación Regional decidió retirarse.

Este Congreso se planteaba decisivo para definir como se quedaría el SUM, si los comunistas, como pretendía el Comité Ejecutivo del PCE, se afianzarían en la dirección y aplicarían las órdenes de la Komintern, ó si permanecerían en la CNT, apartándose de las consignas de la ISR. Finalmente prevaleció la postura favorable a la IC y los comunistas se quedaron con las riendas del SUM.

Después de la escisión, la polémica siguió a través de los periódicos Solidaridad, anarquista, y Obrero Astur, órgano de la FCA, y en actos públicos donde cada bando acusaba al otro de traidor.

En mayo de 1930, el SUM disponía de 30 secciones con unos 6 ó 7.000 afiliados. A principios de 1931, afirmaba tener 42 secciones y unos 9.000 asociados, alcanzando las cifras de 54 secciones y 10.000 asociados en agosto de 193223. Por otra parte, en la Conferencia Nacional de Unidad Sindical de 1932, se indicaba que estaban representados 5.724 afiliados al SUM.

Después de la crisis de 1931, el SUM se mantuvo en una línea descendente, y recibía las criticas de la CGTU, que no se explicaba como no lograba arrebatarle el liderazgo al SOMA, pero sin esbozar ni un análisis, ni ayuda política para salir del atolladero de la situación.

«El Sindicato Único de Obreros Mineros de Asturias atraviesa un periodo de
estancamiento impropio de la influencia cada día mayor de que goza entre las
grandes masas: Esta crisis de crecimiento solo puede explicarse por la falta de
una dirección eficaz y coordinada que convierta el Sindicato en el órgano
verdaderamente dirigente de todas las luchas del proletariado
minero.»24


Se puede adelantar que hasta la escisión anarquista de finales de 1931, el SUM mantenía una afiliación del mismo orden que el SOMA el cual había sufrido un gran bajón en el año 1920, recuperándose en los años siguientes25.

EL SUM Y LAS RELACIONES CON EL PCE

En su Congreso, en 1927, el PCE proclamaba:

«Declaramos abiertamente que nuestra máxima preocupación esta en los sindicatos,
a los cuales queremos llevar nuestro espíritu revolucionario para apartarles del
colaboracionismo que corroe a muchos de ellos y entorpece los movimientos del
conjunto. Son los sindicatos, en ligazón estrecha de afinidad espiritual con
nuestro partido, los que han de derrumbar el edificio capitalista y los que han
de regir después las funciones de la producción. Indispensable es, por tanto,
que con ellos colaboremos y nos pongamos a la cabeza de sus luchas,
desarrollando una acción conjunta que dé la sensación de nuestros propósitos
inmediatos y finales.

Los comunistas que pertenecen a la CNT deben
procurar su ingreso definitivo en la ISR y los que pertenecen a la UGT deben
influir intensamente con sus Sindicatos para que en el próximo Congreso de ese
Organismo se acuerde romper toda clase de relaciones con la Internacional de
Ámsterdam, nido de cucos y traidores, e incorporarles a la Internacional
Sindical que está apoyando a una República obrera triunfante y empuja sus
huestes por las vías revolucionarias.»26


Esta estrategia fue cambiando a lo largo de los años, y estos cambios motivaron desorientaciones en el ámbito regional de las organizaciones obreras, creando enfrentamientos con las demás fuerzas sindicales.

Además, la oposición de la Federación Comunista Asturiana (FCA) a la integración de los sindicatos comunistas en el Comité Nacional de Reconstrucción (CNR) de la CNT creaba una tensión en las relaciones entre la dirección del PCE y la FCA27, y demuestra claramente que no existía una dependencia ciega al Comité Ejecutivo del PCE. Así, el 20 de diciembre de 1930, el comité Ejecutivo del PCE escribía al Comité Regional de la Federación Asturiana:

« ... Por los informes que tenemos y por lo que se desprende de vuestra carta,
el SUM no esta completamente bajo nuestra influencia y dirección, sino que
existen reminiscencias anarquistas y bastante confusionismo. Para nosotros no se
plantea solo el problema de tener los cargos directivos en el Sindicato, sino
que el nervio de la cuestión está en aplicar nuestra política. La confusión se
manifiesta en el hecho que el SUM esta adherido a la ISR y no ha tomado acuerdo
sobre la cuestión de la Conferencia de Sevilla (es seguro que ni siquiera se
planteó la cuestión), ni se ha adherido al C.N. de Reconstrucción de la CNT,
reconociendo en cambio la CNT dirigida por los anarquistas y Berenguer.

¿Cómo explicar esta contradicción? La Conferencia de Sevilla trazó un
programa de lucha de acuerdo con la política de la ISR, frente al confusionismo
de Pestaña y comparsa, dio su adhesión a la ISR, a la Internacional
revolucionaria y nombró un Comité N. de R. para reorganizar la CNT sobre nuevas
bases.»28



Las divergencias entre el Comité ejecutivo del PCE y el Comité Regional de la Federación Asturiana fueron muy tirantes, viendo la Regional «censurada su conducta» por el CE. Las diferencias entre el SUM y la FCA por una parte y el Comité Ejecutivo por otra parte esta claramente reflejada en la correspondencia intercambiada. En ella, este último reprochaba con cierta dureza a la FCA de estar «contra la política Sindical del Partido», y se insistía reiteradamente al SUM de dejar la CNT y de adherirse al CNR.

«¿Por qué no decís claramente lo que pensáis sobre el CNR? Vosotros aceptáis en
el Sindicato Único Minero la representación de la CNT de Pestaña y Berenguer,
pero no queréis oír hablar de la Central Sindical afecta a la Internacional
Sindical Roja (sección española de la ISR) y, cuando el CE del P. os plantea
claramente esta cuestión, calláis. »29



LA UNIFICACIÓN SINDICAL

Si bien se admitía que la unidad de las organizaciones obreras era siempre necesaria, también era cierto que provocaba temores entre quienes debían de unirse, con divergencias en los procedimientos y los métodos de funcionamiento para conseguirla. Se planteaban muchos interrogantes en la forma y el fondo de lograrla. Para los comunistas se trataba de ir hacia un frente único, los anarquistas consideraban que la unidad obrera debía contemplar exclusivamente los sindicatos independientemente de los partidos políticos, los socialistas y ugetistas miraban con recelos las demás fuerzas obreras y creían que podrían arrastrar a las fuerzas burguesas republicanas hacia su campo de acción.

El 1º de enero de 1922, la IC había lanzado la consigna del Frente Único de la clase trabajadora, y el PCE, se manifestó promoviendo en todas sus organizaciones la creación del Frente Único de las fuerzas de izquierda.

«No hay ningún obrero, por poco consciente que sea, que no comprenda la
necesidad de formar un solo frente con los compañeros que trabajan con él en la
misma fabrica, en el mismo taller, en la misma mina. El comité de fabrica,
elegido por todos los trabajadores de una misma casa sin excepción, estén o no
organizados sindicalmente, pertenezcan a la CNT o a la UGT, sea cual sea su
filiación política, la ofrece la posibilidad efectiva de establecer esta unidad
de acción.»30



La táctica del Frente Único por la base, elaborada por la IC, constituyó la baza fundamental del PCE. Era el instrumento primordial para el proletariado, para oponerse a los intentos deinvolución contrarrevolucionaria y lograr la revolución de los obreros y campesinos a semejanza de Rusia. Toda organización que promoviese agitación social era un eslabón más hacia el Frente Único.

«Los Comités a base de frente único efectuado en los lugares de trabajo, la
creación de los piquetes de milicias obreras y campesinas y la constitución de
los Soviets son hoy nuestra tarea central. »31


Ya en marzo de 1925, en el Congreso del SOMA se dio lectura a «un extenso documento del Sindicato Único de Mineros, en el que piden la fusión, y sin discusión se acuerda rechazar el escrito y hacer publico que el Sindicato Minero tiene abiertas sus puertas para todos aquellos que lo deseen, no haciéndolo así con los que por su conducta deben ser eliminados de nuestra organización. Por tanto, pueden venir individualmente cuantos lo deseen.» 32

El sindicalismo siempre fue el talón de Aquiles del PCE. Con la creación del Comité Nacional de Reconstrucción de la CNT se pretendió reactivar el sindicato anarquista que si bien tenía dificultades no estaba moribunda como se demostró. Mas tarde, cambiando de táctica se fomentó la aparición del Comité Nacional de Unión Sindical. Los virajes eran más formales que efectivos33, y se asistía a una política de escisión entremezclada con una campaña de unidad, lo que creaba tal confusión que dificultaba a las organizaciones de base atraer las masas revolucionarias de la CNT.

El Comité Nacional de Reconstrucción, y los sindicatos rojos partidarios de la ISR servirían de punta de lanza para la preparación de la Conferencia Nacional de Unidad Sindical promovida por los comunistas en julio de 1932. Su portavoz, Unidad Sindical, se volcará en fomentar la idea de unidad según los moldes de la IC.

Para lograr esta unidad, el PCE intentará un nuevo camino, crear su propia Central, la Confederación General del Trabajo Unitario (CGTU).

«Los Sindicatos adheridos a la ISR en su Conferencia del día 2 de julio [de
1932] han constituido un Comité Provisional que prepare un Congreso de todos los
Sindicatos Rojos para la creación de la Conferencia General del Trabajo
Unitario, que permita la unificación de toda la clase obrera bajo la plataforma
de la lucha de clases. »34



Antonio Mije fue el encargado, por parte de la dirección del PCE, de formalizar la creación de la CGTU siendo la publicación de Frente Único, su órgano central. El análisis simplista de la razón de ser de la CGTU era «que la CNT que era la fuerza mayor del movimiento sindical, está en descomposición, y la UGT tiene sus masas en rebeldía y llevan a la practica nuestras consignas»35

La CGTU pretendía agrupar todos los sindicatos comunistas, entre ellos el SUM, y atraer los sindicatos autónomos presentando de esta manera un frente amplio para ser un interlocutor de peso frente a las demás Centrales Sindicales. Pero la fuerza sindical comunista se quedara muy por debajo de lo que disponían tanto la UGT como la CNT.

Además era difícil interpretar la diferencia que podía existir entre la CGTU y el CNUS, y fue necesaria la aclaración del CE del PCE36 .

Ni el PCE, ni la CGTU lograban implantar una sólida infraestructura sindical. La CNT y la UGT se mantenían con suficiente influencia en el mundo del trabajo, y no daban muestras de autodisolverse ni deseos de desaparecer.

Con la nueva estructura del sindicato, a finales de 1932, trasladando las secciones en los lugares de trabajo, el SUM presentó un frente de acción que tuvo relieve en particular en Sama, Turón y San Martín del Rey Aurelio. Cada movimiento huelguístico veía como el SUM proponía la creación de un Comité de huelga donde si bien no tenían primacía, si quitaban peso al SOMA, por lo que este ultimo trataba por todos los medios de minimizar las actividades de estos comités. El SUM supo mostrar coherencia revolucionaria en sus planteamientos, y fue una de las organizaciones que con mas rigor aplicó las consignas del Frente Único. El SUM fue un referente para los mineros, pero en el momento en que aparecía el PCE, con su postura incondicional a la IC, y la falta de continuidad en la línea política de su dirección se creaba desorientación en las bases y no permitía la consolidación de lideres capaces de orientar y dirigir las luchas de los mineros en función de las condiciones propias de la cuenca minera asturiana.

Pero los imperativos de la IC modificaron los planteamientos defendidos por el CE del PCE acerca del Frente Único, y el 11 de septiembre de 1934 el Comité Central del PCE decidió la adhesión a las Alianzas poniendo como condición la libertad de critica. El CE tuvo que enviarcirculares a todos los Comités Provinciales37 para explicar el nuevo posicionamiento que consideraban como «la consecuencia lógica de su táctica consecuente de Frente Único» . Se pasó de los ataques verbales a las Alianzas, a considerarlas idénticas al Frente Único. Para eso, los comunistas intentaban incluir en las Alianzas, además de representantes de partidos y sindicatos, delegados de fabricas y de centros de trabajo y tener así mas influencia en las decisiones.

La falta de confianza de la CGTU, como la del CE del PCE, hacia la Federación de Asturias y el SUM, se hace patente cuando el 8 de septiembre de 1932 se propone constituir la Unión Regional de Sindicatos Mineros38.

Hechos como la separación de dirigentes comunistas como Benjamín Escobar serían los que debilitaban las organizaciones comunistas y el SUM en particular. Era difícil para el minero asturiano entender las actitudes de los dirigentes de la dirección de Madrid, con sus diferencias palaciegas u ideológicas que se extendían en el campo doctrinario, pero que se alejaban de sus condiciones reales de vida.

A partir de 1934, se va asistir a otro cambio de estrategia de los comunistas en el campo sindical, en particular en lo que refiere a los temas de unidad. Se eliminaron los ataques directos a los dirigentes de las demás centrales sindicales, se ignoró la «absorción unitaria» dentro de la CGTU, y se suavizó ( los tics adquiridos no llegaran a eliminarse totalmente, y se podrá leer los calificativos de «Judas socialistas» ó «renegados del SOMA»39) los comentarios despreciativos hacia la UGT y CNT.

El Congreso del SUM en marzo de 1934, no contenía en su orden del día intromisión alguna con los demás sindicatos como se acostumbraba hacer. En el Congreso Provincial de los Sindicatos Rojos de Asturias los 21, 22 y 23 de julio de 1934, se discutieron también los asuntos propios a CGTU40.

El 15 de agosto de 1934, Antonio Mije, como secretario general y en nombre del Buró de la CGTU, hacía otro llamamiento a la Comisión Ejecutiva de la UGT para «lograr la unidad de acción para objetivos concretos y que puede significar un punto de partida para pasar a gestiones directas que en un porvenir próximo nos lleven a lograr la unificación sindical del proletariado enuna sola central»41. Anteriormente, el 25 de julio ya se había cursado otra carta que no tuvo contestación.

La revolución de Octubre tuvo como efecto, por parte del PCE, insistir aún más en la unidad con las demás fuerzas obreras42, en especial con el PSOE. Las campañas contra la represión, por la liberación de los presos y la unificación de las fuerzas antifascistas fueron el eje de sus planteamientos. Pero el PCE pretendía ir mucho más allá en la unidad de acción. Así pues, el 26 de noviembre de 1934, envió una carta a la Ejecutiva del PSOE para la creación de Comités de enlace43. Estos Comités que se superponían a las Alianzas Obreras no fueron en realidad muy efectivos.

A lo largo del año 1935, estaba claro, tanto para el PCE como para la CGTU, que a pesar de todos los intentos para dominar el mundo sindical su fuerza en el ámbito nacional era muy débil.

La correspondencia de los días 8 y 15 de noviembre entre la UGT y la CGTU44 daba cuenta de los acuerdos a los que habían llegado las dos centrales, y exponía las instrucciones para llevar a la practica dicha fusión. En cuanto al SUM se indicaba claramente que éste se integraría en el SOMA, y que se celebraría un Congreso para elegir la nueva dirección. El 22 de noviembre de 1935, el Comité Nacional de la CGTU enviaba «A todas nuestras organizaciones y simpatizantes» una nota en la que destacaban el acuerdo de fusión con la UGT45.

El 21 de diciembre de 1935 relatando el estado de fusión CGTU y UGT, se indicaba:

«ASTURIAS: El Sindicato Único de Mineros (CGTU) y el Sindicato Minero Asturiano (UGT) han establecido un acuerdo para la fusión. En las secciones de base ( de
mina, locales, etc.) la dirección será nombrada democráticamente. En los Comités
Comarcales y en la dirección central se renovaran los cargos del SMA a medida
que puedan celebrarse las reuniones. »46



Los militantes del SUM se integraron en el SOMA. Éste agrupó prácticamente a todos los mineros y vio crecer aún más su influencia en la cuenca minera. Se mantuvo el Sindicato Únicode los anarquistas, siempre afiliado a la CNT, utilizando en 1937 tanto la denominación «SUM (CNT)» ó «SUM, Comité de Relaciones»47.

CONCLUSIONES

Frente a una Patronal organizada para defender sus intereses, los obreros intentaron mejorar sus pésimas condiciones de vida y emprendieron movimientos reivindicativos de manera desordenada que se traducían por una serie de fracasos, con el desánimo correspondiente. En 1910, con la creación del SOMA, Llaneza al frente, los mineros empezaron un historial de luchas, con altos y bajos, pero de eficacia y de respeto.

La situación internacional, política y económica, fue un factor que ayudó a la aparición de la organización obrera. La revolución rusa constituyó un aliciente y un horizonte para la clase obrera española. Si bien había diferentes interpretaciones sobre aquellos acontecimientos por parte de los dirigentes comunistas, socialistas y anarquistas, para las bases obreras predominaban admiración y ejemplo. Eso explica la actitud de los mineros a lo largo de los numerosos Congresos del SOMA en 1922. No estaban dispuestos a renunciar al movimiento huelguístico ya que era su principal arma para enfrentarse a la Patronal. Esta última jugó un papel importante para la división de los mineros. Su actitud intransigente, prepotente y arrogante era considerada como provocadora por los mineros. Se comportó con espíritu de clase al mismo tiempo que negaba la lucha de clases y llamaba a la solidaridad para mantener sus privilegios. Nació entonces el SUM, un sindicato minero situado a la izquierda del sindicato socialista. Es necesario subrayar el papel del propio Llaneza en la escisión del SOMA y la creación del SUM. No cabe duda que sus relaciones con los comunistas eran poco cordiales. Suoposición a la III Internacional era clara y no dejaba ninguna posibilidad de entendimiento. Por otra parte su fuerte personalidad no permitía intromisión alguna en sus planteamientos. Maniobró con éxito e inteligencia para que la dirección no se le fuera de las manos, pero su comportamiento hacia los comunistas fue de puro enfrentamiento, particularmente a raíz de la perdida de la secretaria en 1921. Finalmente hay que destacar la actitud de los comunistas. Aquí hay que diferenciar la Dirección de Madrid, donde las órdenes de la IC eran transmitidas a las direcciones provinciales, sin más, y la Federación Comunista de Asturias quien trataba deadaptar las consignas a la realidad48. No era fácil conseguirlo, y esta posición creaba relaciones tensas entre Madrid y Oviedo.

Los mineros comunistas, apoyados por los anarquistas, a quien habían integrado en el Sindicato Minero, representaban el ala más revolucionaria, mas decidida de los trabajadores de la cuenca minera. Su respeto entre los demás mineros era reconocido, y su abnegación e integridad constituían un atractivo para participar en los movimientos reivindicativos que promovían. Su salida del SOMA y la creación del SUM, fue sin duda un error, pero...¿tenían otra alternativa?

Con la consigna «Ni un céntimo menos, ni un minuto más» de 1922, el SUM supo encauzar las aspiraciones de los mineros. Pero fue sin duda la huelga de 1927 la que arrastró mayor simpatía hacia sus militantes.

En 1932, con la celebración de la Conferencia Nacional de Unidad Sindical, el PCE intentó dinamizar el problema sindical, promoviendo un Comité Nacional de Unidad Sindical para «luchar por la unificación de todos los obreros de España», constituyendo la Confederación General del Trabajo Unitario que aglutinaría a todos los sindicatos partidarios de la ISR. Las consignas de Frente Único y de Unidad se diluían en actuaciones que debilitaron los esfuerzos de los militantes.

El SUM tardaría diez años, desde su creación, en adherirse a la ISR, y sólo tres años después se fusionó con el SOMA. No se puede decir que disfrutaba de la confianza de los responsables políticos del PCE. El recelo era mutuo, y sólo «la fe hacia la revolución rusa» lograba que se mantuvieran relaciones orgánicas. Los vaivenes de la política sindical de una dirección del PCE que no supo definir sus propias estrategias sindicales terminaron con la mayor organización obrera comunista.



Ceferino Álvarez


NOTAS:
1 SANTULLANO, G.: Historia de la minería asturiana, Salinas, Ayalga, 1978, p.144 y siguientes.

2 SUÁREZ, J.: El problema social minero en Asturias, Oviedo, 1896: «Creemos firmemente que siempre puede prevenirse una huelga minera de carácter general, si con prudencia y energía se adoptan las convenientes medidas preventivas, para mantenerlas y hacerlas eficaces se cuentan con 300 ó 400 hombres del ejercito.» citado por MORADIELLOS Enrique, El Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias, 1910-1930, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1986, p. 37.

3 Maximiliano ARBOLEYA escribía en De la acción social. El caso de Asturias, p. 164. ,«He podido comprobar un curioso contraste: un patrono me hacía de Llaneza el más acabado elogio y a renglón seguido un minero del Sindicato me daba cuenta de la hostilidad y desconfianza crecientes contra el caudillo, hostilidad y desconfianza que de vez en cuando aminoraba algún triunfo, alguna «piltrafa» que de común acuerdo arrojaban a los obreros, los patronos encantados y el caudillo satisfecho.» citado por D. RUIZ, El movimiento obrero en Asturias, Gijón, Júcar, 1979, p. 132.

4 Reproducido en RIMA,16 de enero de 1921.

5 El Carbayon, del sábado 4 de diciembre de 1920, escribía en el articulo «Empieza la huelga minera», «En las primeras horas de la mañana de ayer comenzó el paro general en las minas de Asturias, excepción hecha de las pertenecientes a la Sociedad Hullera Española en las que los obreros afiliados al sindicato católico minero continúan trabajando. » El Socialista.15 de diciembre de 1920, «La huelga».

6 En el Congreso de Mayo de 1922, Llaneza señalaba que 1920 finalizaba «con una huelga que tuvo para nuestra organización funestisimas consecuencias no sólo por los daños que ella originó, sino porque significó el comienzo del cisma que tantos males causó a la disciplina y a la hermandad de los trabajadores.»

7 Archivo Histórico del Partido Comunista de España (AHPCE) «El partido comunista al proletariado español», 11 septiembre 1920, Carpeta 3.

8 ÁLVAREZ, Ramón: José Maria Martínez,. Símbolo ejemplar del Obrerismo Militante, Ed. Autor, Gijón, 1990, p.69.

9 SABORIT, A.; Asturias y sus hombres, Toulouse, Dulaurier, 1964, p.185.

10 El Gobierno seguía con atención los acontecimientos en el seno del SOMA. El 19 de agosto de 1921, el Gobernador de Oviedo enviaba el siguiente telegrama al Ministro de Gobernación: «Comité ejecutivo minero, renovado con elemento caracterizadamente sindicalista, según he puesto conocimiento ese Ministerio en telegrama fecha 1º de los corrientes, acordó funcionar con estas agrupaciones de carácter sindicalista de que estaba distanciado, adhiriéndose a la Internacional de Sindicatos Rojos de Moscú. Vengo prestando debida atención nueva orientación por cuanto importa movimiento societario y puede afectar orden publico. » Archivo Histórico Nacional (AHN), leg. 58, exp. 33.

11 «Pero hay una mejora que los mineros españoles hemos conseguido, que no han podido aún alcanzar ningún país del mundo a pesar de sus grandes organizaciones. Esta es la jornada de siete horas en el interior de la mina.»
En 1927 el propio SOMA mostrara su conformidad a la vuelta a ocho horas en el interior de las minas, lo que le enfrentara directamente al Sindicato Único de Mineros de Asturias (SUM). RIMA, 1 de octubre de 1921

12 RIMA, 16 de enero de 1922.

13 SABORIT, A., Asturias y sus hombres, p. 206. Por su parte DÍAZ NOSTY, B.: «Asturias bajo el signo de la Revolución» en Historia de Asturias, Tomo 8, Salinas, Ayalga, 1977, escribe: «por 5.460 votos contra 2.329, se acordó la vuelta al trabajo.», p.189

14 «Hago memoria de que yo aconsejé a Llaneza que no expulsase del Sindicato Minero Asturiano a las secciones mineras influenciadas por el marxismo ruso (leninismo). Estas secciones pueden constituir- le dije- la izquierda de la organización sindical minera, la oposición, siempre necesaria, dentro de toda organización social o política, con lo que se evitara una escisión del Sindicato, muy peligrosa lo mismo para la integridad y potencialidad de éste que para la causa de las masas mineras y de la democracia. No atendió Llaneza mis indicaciones.» A. OLIVEROS Asturias en el resurgimiento español, Gijón, Silverio Cañada, 1989, p. 185.

15 La Antorcha, 1 de diciembre de 1922.

16 El Noroeste, 21 y 29 de noviembre de 1922.

17 SHUBERT Adrián, Hacia la Revolución, Barcelona, Editorial critica, 1984.

18 La Antorcha, 26 de enero de 1923.

19 El 24 de marzo de 1925, el Subsecretario de Gobernación enviaba a los Gobernadores Civiles la circular nº 128, en la que decía: «Por encargo del Sr. Presidente del Directorio encarezco a VS que sin prejuicio de velar en todo momento porque se cumplan las disposiciones vigentes en materia de voto corporativo, no se creen dificultades a las corporaciones o asociaciones de carácter socialista, teniendo en cuenta que la política del Directorio no ha sido en ningún modo la de perseguirles o impedir su funcionamiento y el ejercicio de sus derechos y que no se avendría con esa política el crear un ambiente de descontento en las fuerzas socialistas por cuestiones que deben desenvolverse con arreglo a normas de justicia. » AHN, leg. 58, exp. 34.

20 Hay que notar como el SUM se dirigió a la CNT y no al Comité Nacional de Reconstrucción (CNR) de la CNT para pedir apoyo a la huelga. En el acta de la reunión del 6 de junio de 1931 del Comité Ejecutivo del PCE, para discutir sobre la cuestión sindical-AHPCE, microfilme IV(60)- se discutió ampliamente sobre el próximo congreso de la CNT, y solo al final se abordó el problema de la huelga que sostenía el SUM, decidiendo dar por parte del CNR un donativo de 1.000 Ptas., y que «en el primer número de Mundo Obrero, se inserte el llamamiento del CNR invitando a los obreros a solidarizarse con los mineros». Pero sin emitir una sola orientación al conflicto.

21 AHPCE, «Nuestras tareas inmediatas en el dominio sindical», 16 de agosto de 1931, Microfilme IV (64).

22 Solidaridad , Gijón,18 de julio de 1931.

23 El Noroeste, 5 de mayo de 1931 y 1 de septiembre de 1932, citado por Samuel RODRÍGUEZ, «Implantación y confrontación en el sindicalismo de clase. 1931-1934.» en Estudio de Historia social, nº 31, 1984, p. 105.

24 AHPCE, caja 135, carp. 2.

25 En términos generales se pueden esbozar los siguientes datos: 1920: 39.093 mineros, 24.551 militantes del SOMA, 62,8% mineros pertenecen al sindicato; 1932: 30.420 mineros, 13.000 pertenecen al SOMA, 6.000 al SUM(ISR), y 1.200 al SUM (CNT), lo que suma 20.200 afiliados a sindicatos, es decir, el 66% de los mineros. Lo que demuestra que no decae, al contrario, el interés de los mineros hacia los sindicatos.

26 La Antorcha, 27 de marzo de 1927.

27 Ver carta del 2 de septiembre de 1929 del C. E. al C. R. en la que se escribe, entre otras: « hasta la fecha la mayoría de los comunistas de nuestro Partido, son comunistas honorarios, que ni pagan sus cuotas al Partido, y hay que terminar radical y rápidamente con esto. De lo contrario, jamás podremos hacer nada. Las Federaciones deben bastarse a sí mismas para sus gastos. Naturalmente que, dado el estado de desorganización de vuestra Federación, lo demuestra el hecho de que no podáis celebrar un pleno por vuestros propios medios como lo hacen otras Federaciones...», a lo que contestaba el día 7 el Comité Regional: «En cuanto a organización, no negamos lo que podemos llamar abulia de los militantes: pero, de eso a suponer que seamos modelo de desorganización hay un abismo. Se puede asegurar que será este regional el único en España que cobra de una manera normal sus cuotas a los afiliados ...». El 20 de octubre de 1929, el CE del PCE escribía a la FCA: «Hemos recibido vuestra carta del 14, en la que. Por no perder vuestra costumbre, y en un tono verdaderamente inacostumbrado e inadmisible en nuestros Partidos, no hacéis otra cosa que censurar al CE» AHPCE, Film II, 39.

28 AHPCE, Film IV, 52

29 AHPCE, microfilm IV(64), cartas del 13 y14 de febrero de 1931.

30 NIN Andrés, «La situación política, el peligro fascista y la necesidad del Frente Único del proletariado», agosto de 1931, en Los problemas de la revolución española, Paris, Ruedo Ibérico, 1978, p. 92.

31 Frente Rojo, 7 de julio de 1932, «El frente único en acción» de Manuel Adame.

32 El Socialista, 16 de marzo de 1925. «Importantes acuerdos del Congreso Minero asturiano»

33 NIN Andrés, «La carta abierta de la Internacional Comunista y el Congreso del Partido. La revolución española, el Partido Comunista y la Oposición», Comunismo, marzo de 1932, en Los problemas de la revolución española.

34 Ibidem.

35 Frente Único, 15 de julio de 1933.

36 AHPCE, caja 135, carp.13, «Informe del 8 de septiembre de 1932. »

37 AHPCE- F VII.

38 AHPCE, Caja 135, carp. 5.

39 Frente Único, 23 de febrero de 1934, «Hacia la unidad de acción en las minas».

40 Frente Único, 30 de julio de 1934. «La CGTU en Asturias» .

41 Frente Único, 15 de agosto de 1934.«La CGTU insiste nuevamente cerca de la UGT».

42 AHPCE, sig.5 y 10, p. 88: «1934 ocupa un lugar destacado en la historia de la lucha de nuestro pueblo contra el fascismo y no solo por su heroico levantamiento armado, sino porque en él se inicio el camino de la clase obrera hacia la unidad de acción. »

43 DÍAZ José, «A la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista», 29 de noviembre de 1934.

44 AHPCE, caja 135, carp. 5

45 ibidem

46 ibidem

47 Archivo Histórico Nacional, Guerra Civil (AHNGC), K227.

48 Es curioso como el Comité Ejecutivo del PCE a través del Secretariado del C.N. de Reconstrucción culpaba al SUM de los fracasos, y las criticas que exponía eran mas bien autocríticas que hubiesen tenido que hacerse. Así escribían: «El SUM por falta de ligazón con la base no ha sabido interpretar bien en su política las reivindicaciones de las masas de obreros mineros. En su programa reivindicativo, al lado de las consignas comunes a toda clase trabajadora no figuran las reivindicaciones inmediatas especificas de los trabajadores del subsuelo, y el ultimo Congreso no ha podido corregir esta falta importante. [.] Existe en los cuadros dirigentes del sindicato un gran temor al método revolucionario de la autocrítica que los militantes responsables del Sindicato no han aprendido a considerar como la mejor manera de rectificar los errores.» Unidad Sindical, «Resolución del Secretariado del C.N. de Reconstrucción sobre la actuación del Sindicato Único Minero de Asturias», 17 de mayo de 1932.




Publicado en: Actas del I Congreso sobre la historia del PCE 1920-1977. Fundación de Investigaciones Marxistas, 2004.

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