El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

Nombre:

jueves, junio 29, 2006

Intervención del PCE en el VII Congreso de la IC


Intervención del Partido Comunista de España en el VII Congreso de la Internacional Comunista (1935)

Fragmento dedicado a Octubre de 1934

José Díaz, Secretario General

... Y en 1934 se desarrollan una serie de huelgas de carácter político, en las que participan grandes masas, acentuándose cada día más el carácter violento y la larga duración de la lucha.

Entre estas grandes campañas debemos destacar la grandiosa ola antifascista que nuestro Partido levanta en todo el país al advenimiento de Hitler al Poder, en Alemania, y la prisión de nuestros camaradas Dimitrov y Thaelmann. Manifestaciones, resoluciones, asambleas, mítines, huelgas pacíficas y violentas, letreros en todas las paredes de las ciudades llaman a las masas a la lucha contra el fascismo alemán y por la liberación de nuestros camaradas. En los puertos se producen infinidad de huelgas a la llegada de los barcos fascistas enarbolando la odiosa cruz gamada en presencia de la cual los obreros se niegan a trabajar. Podemos asegurar que no hay un solo Consulado y Embajada de Alemania en España que no hayan sido apredeados por las masas.

(...)

Nuestro Partido, que hacía una gran campaña de Frente Único para la lucha contra el Gobierno por su política de protección a las fuerzas reaccionarias y de represión contra el movimiento obrero, una fuerte crítica contra la política llevada a cabo por el Partido Socialista desde el Poder en colaboración con la burguesía, hacía difícil la estabilización de dicho Gobierno y la continuación de los socialistas en el Poder. Con la salida del Partido Socialista del Poder, nuestro Partido continuaba incansablemente la política de Frente Único para la lucha contra la reacción que cada día era más fuerte, señalando a la dirección del Partido Socialista como la más responsable del camino antiobrero y reaccionario que había tomado la política.

(...)

El odio contra la reacción, contra el fascismo, el deseo de Frente Único de las masas de la política desarrollada por el Partido Comunista, crece de manera considerable. Las fuerzas de la revolución ganan terreno en la lucha frente a las fuerzas reaccionarias y se desarrolla en todo el país una serie de luchas espontáneas de carácter económico y político de luchas armadas. De todas estas huelgas voy a enumerar algunas de ellas por su importancia y como demostración de cómo iba madurando día por día en la conciencia de las masas la idea del asalto al Poder.

En 1934, tenemos huelgas tan importantes como la huelga general de Zaragoza, que duró cuarenta días y terminó con un triunfo parcial. La huelga de metalúrgicos de Madrid, en cuya dirección la Oposición Sindical Revolucionaria y el Partido Comunista participaron activamente en la dirección del movimiento, termina con un gran triunfo y consiguiendo los obreros la jornada de 44 horas; huelga general preparada y dirigida por el Partido Comunista en solidaridad con los obreros de Austria, en la que se movilizaron más de 100.000 obreros. El Partido Socialista se negó a participar en esta lucha, lo que no evitó que los obreros socialistas lucharan con entusiasmo, sobre todo en la región asturiana. Huelgas y manifestaciones en Madrid y otros lugares el 22 de abril contra la concentración fascista de El Escorial. Por la campaña de nuestro Partido la concentración fascista se convirtió en una jornada antifascista. Huelga general violenta de Frente Único de comunistas y socialistas en Asturias contra la concentración fascista de Covadonga; huelga general de los obreros agrícolas en junio, que dura quince días, en la que se movilizan 500.000 obreros y en la cual nuestro Partido tuvo una gran participación; manifestación en Madrid de Frente Único, donde participan las milicias socialistas y comunistas uniformadas, a las que acuden más de 70.000 obreros con motivo del asesinato por los fascistas del camarada De Grado, miembro del Comité Central de la Juventudes Comunistas; la huelga general de Madrid y manifestaciones de Barcelona con motivo de la concentración de los agrarios catalanes en Madrid, en la que participaron 200.000 obreros, resultando dos guardias muertos, uno herido, dos obreros muertos y varios heridos en Madrid. El grandioso mitin de Frente Único en el Estadio de Madrid, donde se concentran más de 70.000 trabajadores, y, por último, tenemos la huelga general, la lucha armada del 5 de octubre, que se convierte en insurrección de Asturias, Cataluña, Madrid, Euzkadi y en localidades aisladas.

Todos estos movimientos dan una idea clara de cómo en las grandes masas maduraba la idea del asalto al Poder.

(...)

Al mismo tiempo, en el Comité Central, en el informe del camarada Díaz, se expuso con claridad el peligro fascista o el de un golpe de fuerza, preparando a todo el Partido para que estuviera en condiciones de dirigir la lucha, a la cual estábamos abocados. En la resolución que se hizo como resultado de este Pleno extraordinario, planteábamos la cuestión siguiente:

"A la burguesía y a los terratenientes ya no les es posible mantener su odiosa dominación cubriéndola con el manto de la democracia. Hoy este ropaje les sobra y descaradamente se desprenden de él, dando rienda suelta a las formas brutas de esclavización de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo. El bloque dominante y su actual bloque gubernamental, inspiran su política y sus medios de represión, perfilándolos hacia la dictadura sangrienta y terrorista del fascismo, buscando así ahogar en sangre y exterminar la creciente potencia de la revolución."

Y deducíamos:

"Partiendo de esta situación, el problema cardinal para asegurar el triunfo de la revolución lo constituye la organización y la unificación de las fuerzas de la revolución bajo una dirección firme y consciente de sus objetivos. Las masas trabajadoras así lo han comprendido."

"Organizar el Frente Único de lucha en forma permanente y con carácter nacional, para dar la batalla a la contrarrevolución, esto era sentido por las masas trabajadoras."

Esta era nuestra posición ante los combates de octubre.

(...)

¿Fue justo haber ido al movimiento en estas condiciones? Nosotros aseguramos que sí, a pesar de no desconocer la falta de organización del movimiento y los propósitos de la socialdemocracia y de la situación de nuestro Partido. Participamos en la lucha, dispuestos a corregir todas las faltas iniciales con que se producía el movimiento en el propio curso de la batalla, cosa que conseguimos allá donde nuestras fuerzas nos lo permitieron (Asturias). El movimiento ha representado, a pesar de su derrota momentánea, que el fascismo no se haya podido consolidar aún en España y que la moral y el espíritu de lucha de los trabajadores se encuentra hoy en las mismas condiciones que antes del movimiento de Octubre.

¿Se proponía el Partido Socialista la insurrección popular para la toma del Poder por los obreros y campesinos? Nosotros creemos que no. Los propósitos eran un movimiento armado que sirviera de presión para que el Gobierno presentara la dimisión y constituir un Gobierno republicano-socialista o socialista. En primer lugar, las armas, de una manera general, solo se habían repartido en cuatro o cinco localidades: Madrid, Euzkadi, Asturias, entre los socialistas de mayor confianza entre la dirección, con un cuidado especial para que las armas no llegaran a los comunistas, y, sobre todo, a las amplias masas, por temor a perder su control. Los depósitos de armas quedaron en gran cantidad intactos. No fueron distribuidos y, más tarde, fueron cogidas por la policía. Los socialistas no pusieron en juego todas sus fuerzas; hubo muchas provincias donde la orden de huelga llegó con cuatro o cinco días de retraso. No planteaban la cuestión de programa, y lo fundamental para ellos era exclusivamente un Gobierno socialista; los campesinos no fueron movilizados para la lucha. Y es característico que los dirigentes socialistas, en la mayoría de las provincias se hacían la siguiente pregunta durante el movimiento: <<¿Todavía no ha presentado el Gobierno la dimisión?>>. Todo esto demuestra que sus propósitos no eran la insurrección popular para la toma del Poder, sino un movimiento limitado a un cambio de Gobierno.

¿Cuál ha sido la participación del Partido Comunista en el movimiento de Octubre? Hablemos de Asturias. La orden del movimiento partía de los socialistas. Nuestros camaradas movilizaron todas las fuerzas del Partido y de la Juventud y se incorporaron a los Comités Revolucionarios. Con todas las debilidades y vacilaciones que se produjeron en algunos camaradas de la dirección que en algunos momentos se dejaron arrastrar por los socialistas –tal fue el caso del Primer Comité Provincial Revolucionario, en el que tenían la mayoría los socialistas y en el que nuestros compañeros consintieron en aceptar la orden de retirada-, podemos asegurar que si en Asturias pudo ondular victoriosa la bandera de los Soviets durante quince días, fue gracias a la iniciativa, al valor, a la decisión y al heroísmo de nuestros camaradas, que, ocupando las primeras filas en la batalla, conquistaron y merecieron la confianza de los heroicos hijos del trabajo en las cuencas mineras asturianas.

En su breve período de Poder, el proletariado asturiano ha evidenciado la enorme capacidad de organización y dirección que se oculta en el seno de la clase obrera. Por su táctica ofensiva, por sus métodos de lucha, los valientes mineros asturianos han llenado páginas de riquísima experiencia para el movimiento revolucionario mundial. La gloriosa epopeya asturiana nos da el ejemplo de cómo el proletariado en armas, cuando está dirigido por el Partido Comunista, consigue que el Poder burgués y el fascismo se hundan bajo el fuego de la fusilería de las tropas de la revolución.

Centenares de nuestros mejores camaradas han caído defendiendo el pabellón soviético, pero con su muerte han clavado en la conciencia de las masas proletarias de España la idea del Poder soviético como único camino para su liberación. Por eso, Asturias es hoy el orgullo de nuestro Partido, de nuestra Internacional y de todos los revolucionarios del mundo.

Relataremos algunos episodios de la lucha donde se ve la participación del Partido y de nuestra Juventud.

En Mieres, la zona minera más importante de Asturias, es donde se inicia el movimiento. Los Radios de Mieres del Partido y de la Juventud se reúnen y se plantea la cuestión de la insurrección. Ya se conoce la noticia de que la CEDA participaba en el Gobierno Lerroux. La reunión tiene por motivo discutir la situación y tomar las medidas prácticas de lucha, medidas que se cumplieron, y que fueron: ponerse en contacto todos los miembros del Partido y de la Juventud, ligazón con el Partido y la Juventud Socialista, ocupación de lugares estratégicos, organización de las columnas sobre Oviedo. La reunión terminó leyéndose con entusiasmo verdaderamente profundo las reglas de Marx sobre la insurrección.

El Partido y la Juventud movilizan a los obreros de Mieres. En los primeros combates por la conquista de las armas, muere el camarada Nazario, miembro que fue del Comité Provincial del Partido. Caído Mieres en poder de los revolucionarios, se formaron las columnas que más tarde debían de entrar victoriosas en Oviedo; la primera columna que entró en la capital de Asturias fue la de Mieres, mandada por un joven comunista y un socialista. En los últimos días sólo quedaba como jefe de la columna el joven comunista.

Las iniciativas fundamentales de organización y de ataque correspondían a los comunistas, aunque hay que hacer constar que los obreros socialistas rivalizaron y lucharon con el mismo heroísmo que nuestros camaradas.

En Sama de Langreo (zona minera), tan pronto como nuestro Partido recibió la noticia directamente de los socialistas, se movilizó en todas las direcciones para organizar estratégicamente la entrada organizada en la población y la toma de la misma. Otros camaradas responsables se dirigieron a Ciaño y Lena para formar columnas de obreros que ayudasen a la toma de Sama de Langreo. El ataque debía iniciarse a una señal convenida. A las tres y veinte de la madrugada del día 5 comienza el combate. Nuestros camaradas entran al frente de las columnas en los pueblos citados. La columna de Ciaño, que vacilaba, fue arengada por una comunista, animándola para la lucha. La columna de Lena, a su entrada en la población, se unió a las fuerzas de Sama de Langreo, permaneciendo nuestros camaradas al frente de los sectores mientras duró la toma de los cuarteles, polvorines, etc.

Dominadas las fuerzas gubernamentales, el día 6, a las diez y media de la mañana, se forman las columnas obreras y se les habla del resultado de la operación y del triunfo que acababan de obtener. Un camarada comunista que se incorpora a las fuerzas rojas de Sama dirige la palabra a la multitud, aconsejando la lucha unificada, cómo se había llevado a cabo la ocupación de Sama y que inmediatamente se marcharía sobre la capital, Oviedo.

Acto seguido, se reúne el Comité de Radio, compuesto de cinco miembros, y se acuerda proponer que dos comunistas sean incorporados al Comité Revolucionario y otro compañero de la Confederación Nacional del Trabajo (anarcosindicalista). Otro de los acuerdos fue que el Comité se denomine de Alianza Obrera y Campesina, y que a un camarada comunista se le nombrara jefe de la fuerza roja. Los socialistas aceptaron todas las proposiciones del Partido Comunista.

Dentro del Comité, nuestros camaradas intervinieron en la confección de programas, de decretos del Poder Obrero y Campesino, dando directivas y órdenes en general, como asimismo en la organización de todos los servicios de abastecimiento, sanidad y creación del Ejército Rojo, a lo que los socialistas no pusieron resistencia, ya que las masas demostraban su satisfacción por el triunfo de la España Soviética, a cuyos gritos se unían las descargas de los fusiles. Rápidamente se organizaron Comités de abastos, sanidad, circulación y guerra que funcionaban bajo la dirección del Comité de Alianza Obrera y Campesina, aparte de otros servicios como vigilancia, custodia de prisioneros burgueses, etc.

En Turón fueron nuestros camaradas quienes llevaron la iniciativa ocupando la mayoría de los puestos de dirección y aplicando las consignas del Partido.

En la zona oriental y occidental de Asturias, el movimiento estuvo en manos de los comunistas hasta el último momento.

Trubia jugaba un papel importante en la revolución. Allí se halla una importante fábrica de cañones del Estado. Los trabajadores de la Fábrica de Armas no vacilaron en incorporarse a la lucha, tomando con las armas en las manos todos los departamentos, bajo la dirección de la célula comunista y la Comité de fábrica, y como jefe máximo y organizador del asalto a la Fábrica de Trubia, una camarada miembro del Comité Provincial del Partido y obrero de dicha fábrica, es nombrado jefe del destacamento de luchadores de dicha empresa.

Dicho camarada, por su heroísmo, por su abnegación y por su acierto en la organización de los batallones que marcharon sobre Oviedo, se convirtió en un jefe popular de la insurrección en Asturias.

Dueños de los cañones, los obreros comenzaron a organizar el bombardeo de Oviedo para desalojar a las fuerzas del Gobierno, al mismo tiempo que las columnas de los mineros marchaban sobre la capital con arrojo inaudito.

Los batallones del Ejército Rojo, después de varios combates encarnizados, toman el depósito de máquinas de la estación de Oviedo, la fábrica de armas, en la que había 22.000 fusiles, con los que dotaron al Ejército Rojo de un mejor armamento. La lucha fue dura. Los mineros asaltaban las posiciones de las tropas del Gobierno, utilizando como arma la dinamita. En el depósito de máquinas se constituye un Comité de elección popular, compuesto por un presidente, joven comunista, que estaba en contacto con el Comité Regional; un jefe de milicia, también comunista; otro para la organización de los servicios ferroviarios, un campesino y un obrero socialista. Este Comité toma las siguientes medidas: llamamiento de los obreros para la producción y el abastecimiento de la población. Se organizan los trenes en combinación con Trubia para transportar armas, víveres, etc.; blindaje de máquinas, construcción de cocinas para los combatientes, se crea un almacén de pienso para el ganado de los campesinos; se les da al mismo tiempo a los campesinos comestibles, carbón y otros productos. A cambio de esto, los campesinos entregan para el Ejército Rojo, leche, huevos, gallinas, etc., en abundancia. El Comité, de acuerdo con los pequeños comerciantes, se encarga de organizar la distribución de comestibles para los obreros y los campesinos.

La revolución triunfa en Asturias. Pero en el resto del país el movimiento decae. En Cataluña, el Gobierno de la Generalidad había capitulado, rindiéndose al Poder central. Asturias era la única que permanecía en pie y luchando. Esto permitió al Gobierno el concentrar las tropas en Asturias. Veintidós aeroplanos bombardearon las montañas donde los mineros se habían hecho fuertes. Las tropas de Regulares de Marruecos y el Tercio Extranjero entraron en Oviedo, donde los revolucionarios hicieron una resistencia y organizaron la retirada hacia la zona minera. Se dieron casos de verdadero heroísmo, entregando la vida para cubrir la retirada de la mayoría de los revolucionarios. Para resistir a las tropas del General López Ochoa y poder organizar la retirada organizadamente, los revolucionarios surgían por centenares. Cuando el Tercio se disponía a entrar en el depósito de armas de la estación del Norte, cuartel general de los revolucionarios, nuestra camarada Aida Lafuente, miembro de la Juventud Comunista, de diecisiete años de edad, al pie de una ametralladora, hizo frente a una bandera (Batallón) del Tercio, disparando su ametralladora. Mantiene a raya a las tropas del Gobierno, dando tiempo a que se efectúe la retirada y salvando la vida de muchos revolucionarios. Estuvo haciendo fuego hasta agotar las municiones, causando infinidad de bajas en el enemigo. Aida Lafuente fue acribillada a balazos por las fuerzas del Tercio. Herida ya de muerte, en los últimos instantes de su vida, todavía le restaron energías para sacar un pañuelo rojo y gritar enardecidamente: <<¡Viva el comunismo!>>. <<¡Viva la Revolución Soviética!>>

Agotados ya los luchadores de Asturias, sin municiones, y teniendo enfrente de ellos a fuerzas armadas con toda la técnica guerrera moderna, el generalísimo de la Contrarrevolución, López Ochoa, para entrar en la cuenca minera, tuvo que parlamentar con los dirigentes del glorioso Ejército Rojo.

Así, pues, nuestro Partido y nuestra Juventud han participado en el movimiento insurreccional de Asturias, y la iniciativa en la lucha ha correspondido en su mayor parte a nuestros militantes. En Turón, Mieres, Trubia, Teverga, Grado e Infiesto, puntos fundamentales de la zona minera, los comunistas ejercieron la dirección. La lucha insurreccional en Asturias ha sido hecha sobre el más amplio Frente Único; han luchado con heroísmo por igual los comunistas, los obreros socialistas y los anarcosindicalistas en la parte donde éstos tienen alguna organización: Gijón y La Felguera. Pero sin la iniciativa de los comunistas y su participación en la dirección del movimiento, no hubiera sido posible llegar a la toma del Poder y mantenerlo durante quince días en Asturias.

Los Comités Revolucionarios, las Alianzas Obreras y Campesinas que dirigieron el movimiento en su conjunto, publicaron un decreto dirigido a los obreros y campesinos para la organización de la lucha y de la vida interior en Asturias. Con medidas tales como la de la creación del Ejército Rojo con su Comisión de guerra, abastecimiento, anulando los impuestos de los campesinos, organizando la producción de todas las medidas, en fin, de un Poder Soviético, aunque con muchos defectos.

(...)

En general, en todos los puntos de España, donde ha habido lucha armada, los comunistas han luchado en vanguardia. La debilidad mayor en otros puntos donde hubo movimiento, pero pacífico, fue el que nuestros camaradas esperasen, para entrar en acción, a que los socialistas les entregaran las armas. Esta falta de iniciativa facilitó el que en muchos lugares el movimiento no adquiriese la debida amplitud y envergadura. Cierto que los jefes socialistas y reformistas sabotearon la acción y se resistieron a declarar la huelga, pero de haber habido más decisión para la lucha independiente por parte de nuestros camaradas, se hubiesen logrado mayores éxitos en la lucha.

El proletariado ha sufrido una derrota momentánea: el movimiento revolucionario sufrió un fuerte golpe, las organizaciones obreras han quedado en su gran mayoría desorganizadas, pero el espíritu de lucha de los obreros está vivo. En la misma Asturias, donde se cometen por parte del Gobierno las mayores atrocidades y martirios con los obreros, donde se aplica la "ley de fugas", donde se fusila en masa a los trabajadores, no puede impedirse que los mineros asturianos sigan levantando el puño como expresión de que esperan un nuevo momento para empuñar las armas.La represión desencadenada por el Gobierno es salvaje. Los obreros son apaleados en los cuarteles y comisarías hasta dejarlos sin conocimiento. El Estado de guerra y de alarma se ha hecho permanente: aún subsiste en Cataluña, y en el resto del país, el de alarma y de prevención. En estos días, ante la ola antifascista que abarca a todas las provincias del país, el Gobierno ha prorrogado hasta septiembre el Estado de guerra en Cataluña y decretado el de alarma en toda España. Más de 30.000 obreros han sido encarcelados. Han sido condenados a penas de doce y treinta años millares de trabajadores. Cinco obreros socialistas y comunistas de Asturias fueron condenados a muerte y ejecutados. Más de 70 obreros fueron condenados a muerte; de ellos, 20 fueron indultados con motivo de la inmensa campaña contra las ejecuciones desarrolladas en todo el país. Las condenas monstruosas y la represión siguen aplicándose a los trabajadores revolucionarios.


Publicado en: Historia General de Asturias, tomo VIII: Octubre 1934 (La caída); Paco Ignacio Taibo II. Editor Silverio Cañada. Xixón, 1978.
Digitalización: El cielu por asaltu.

Etiquetas: