El cielu por asaltu

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viernes, julio 24, 2009

Areces, a 25 años del PCE

El presidente del Principado fue expulsado del Partido Comunista en 1978 por sus posturas «disidentes»

El 24 de marzo de 1978, Vicente Álvarez Areces se levantaba de su silla y abandonaba, en desacuerdo con la dirección del partido, la III Conferencia regional del Partido Comunista de España iniciada ese mismo día en la ciudad residencial de Perlora. Tras él, otros 113 delegados dejaron la reunión. Ocho meses después —ayer hizo justo 25 años—, la comisión regional de garantías y control del PCE de Asturias, tras estudiar las propuestas realizadas por la agrupación comunista del gijonés barrio de El Llano, decidía expulsar del partido al que había sido su secretario general. En el mismo lote, se decidió suspender de militancia durante seis meses e inhabilitarlos durante un año a seis militantes, entre los que se encontraba el fallecido Daniel Palacio, esposo de la actual alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso.

¿Por qué se tomó la decisión de expulsar a Areces?

• El adiós al leninismo

La intención de la dirección del partido de renunciar al leninismo como marca del PCE fue una de las claves, unida a las fuertes discrepancias personales, entre ellas la de Vicente Álvarez Areces, responsable regional del PCE en 1977, y Gerardo Iglesias, responsable de Comisiones Obreras. «El abandono del leninismo», declaró Areces entonces a este periódico, «ha sido un grave error de Carrillo porque no tiene ninguna significación electoral y sí en cuanto a las señas de identidad del partido. Por ahí se inició un proceso de desconfianza política hacia la dirección que lo planteó».

Las diferencias personales, entendidas por muchos como una lucha por el poder interno, habían quedado claras en dos jornadas de paro convocadas por el sindicato los días 3 y 4 de febrero de 1975 y que no gustaron a la dirección del partido. Esta situación obligó a intervenir al secretario general, Santiago Carrillo, que convocó a Areces e Iglesias a una reunión en Madrid de la que no se obtuvo ningún fruto.

• Carrillo, en el punto de mira

La imposibilidad de conciliar las posturas entre las diferentes concepciones del comunismo asturiano —«entre obreros e intelectuales»—, provoca el relevo de Areces en la II Conferencia regional de abril de 1977.

Horacio Fernández Inguanzo, «El Paisano», le sustituye en un vano intento de que su prestigio permita superar las diferencias.

Los críticos con la dirección añaden a sus discrepancias la duda de que Dolores Ibárruri tenga la suficiente capacidad por edad (82 años) y salud para ejercer como diputada por Asturias y plantean su sustitución por Inguanzo. Álvarez Areces encabezó la comisión que entregó la carta en Madrid. Santiago Carrillo la leyó y semanas después acusó de desleales a los que habían intentado «tirar a Dolores por la escalera».

• Conferencia de Perlora

Las declaraciones de Vicente Álvarez Areces en el comité central previo a la reunión de Perlora no podían vaticinar más que lo sucedido.

La mesa de la conferencia propuso que un miembro del comité central defendiera durante quince minutos las tesis de la dirección. Ante la propuesta, el abogado gijonés José Ramón Herrero Merediz pide la palabra sin éxito. Vicente Álvarez Areces y 113 delegados abandonan la conferencia y consuman la ruptura.

Los disidentes son fundamentalmente profesionales e intelectuales. Entre ellos se encontraban profesores como José Antonio López Brugos, Gabriel Santullano, Ángel Alonso o Álvaro Ruíz de la Peña; médicos como Ignacio Riesgo y Guillermo Rendueles; empleados de banca como José Troteaga y Ramón Iglesias; economistas como José Luis Marrón, y el farmacéutico Daniel Palacio.

• Consecuencias

Tras su abandono de la conferencia de Perlora, Vicente Álvarez Areces es expulsado del PCE de Asturias.

Las explicaciones ofrecidas en su momento por la dirección del partido apuntan a que Areces forma parte de un grupo de «disidentes», en el que se incluyen «eurocomunistas», socialdemócratas, leninistas y prosoviéticos. Un grupo que desde la dirección es calificado como «una coalición de descontentos que han pecado de triunfalismo».

Areces, en un artículo publicado en «El Basilisco» explica su postura crítica: «No se trata de volver al partido leninista, pero tampoco se trata de tener un partido de afiliados cuya única perspectiva sea pagar la cuota».

Nacho Poncela


Publicado en: La Nueva España, 25 de noviembre de 2003.
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