El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

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domingo, abril 16, 2006

Entierro de un militante comunista

Abril de 1922.

Turón. Acto civil.

Desde el pueblo de Figaredo, donde residía el finado, vino un cortejo fúnebre al cementerio civil de esta parroquia. Hemos de insistir en la necesidad de que se dote a Figaredo de cementerio civil, una y mil veces reclamado. Del pueblo de Figaredo vienen a Turón entierros civiles con frecuencia; es un pueblo pequeñito, pero de una gran sensibilidad. Acaso no haya en todo el concejo de Mieres pueblo más laico que el de Figaredo.

Carretera arriba, kilómetro tras kilómetro, subía el féretro que contenía los restos mortales del obrero Tiburcio Barenda.

Este buen societario y excelente comunista, hace más de un año que luchaba con la Muerte. De los compañeros de Figaredo recibió pruebas de cariño, repetidas e inequívocas. Todo cuanto hicieron por él los abnegados camaradas se lo merecía el finado. Pero la Parca acabó con su vida cuando la edad es más deseable. El pobre Tiburcio sólo contaba 42 años de edad; pero lo que ocurre con todos los que han contribuido con exceso al trabajo, su organismo fue debilitándose y no pudo resistir la enfermedad.

En pliego cerrado dejó a la Agrupación comunista su legado para cuando llegara el último día de su existencia: “Mi ataúd será rojo” –decía. Y los compañeros encargados de cumplir los deseos del amigo inolvidable así lo hicieron.

Adornaba el féretro la bandera del Sindicato Minero, al que siempre perteneció el difunto y por el cual se desveló más de una vez. Los gastos de entierro fueron abonados por la Juventud y Agrupación Comunistas.

Más de un centenar de personas acompañaron, desde Figaredo a la última morada, el cadáver del malogrado Tiburcio.

En el cementerio, dirigió la palabra al cortejo fúnebre el joven comunista, de Turón, Silverio Panizo, que en nombre de todos dio las gracias a los acompañantes.

A la salida se hizo una colecta para la viuda y dos hijitas del fenecido, que era quien las sustenta, y se recaudaron 42,85 pesetas.

Descanse en paz el pobre Tiburcio, y su familia reciba nuestro más sentido pésame.

FUENTE: El Noroeste, Gijón, 22 de abril de 1922.


Publicado en: Los comunistas en Asturias (1920-1982), VVAA (Coordinador: Francisco Erice). Editorial Trea. Gijón, 1996.
Digitalización: El cielu por asaltu.

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