La huelga de la construcción de 1977 fue un hito, según Rosón
La protesta, que duró 100 días, cerró el ciclo abierto en 1962, afirma el autor del libro que reconstruye aquel episodio
La huelga de la construcción de Asturias, que paralizó el sector durante casi 100 días en 1977, y que concluyó con la victoria de los trabajadores y el logro de sus reclamaciones salariales, fue la protesta obrera «más amplia, más larga, más significativa y más autónoma», pero también «más victoriosa» del movimiento obrero asturiano, según César Alberto Rosón Ordoñez, uno de los protagonistas de aquel largo conflicto y autor del libro «La huelga de la construcción asturiana en la transición española», que acaba de editar la Fundación Anselmo Lorenzo de Estudios Libertarios, de Madrid y que ayer se presentó en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.
Rosón Ordoñez (Olloniego, 1954), entonces secretario regional de propaganda y formación de la CNT en Asturias y en la actualidad administrativo en una empresa fabricante de latas para bebidas con sede en Madrid, participó de forma activa en aquella magna huelga en los albores de la transición. Durante tres años ha hecho acopio de recuerdos, materiales originales, testimonios de otros protagonistas y referencias hemerográficas para reconstruir un episodio que juzga capital del movimiento obrero asturiano, porque, según su tesis, la huelga de la construcción fue «el fin de un ciclo», aquel que había arrancado con las huelgas mineras de 1962. «Ni antes ni después se había producido un protagonismo tal de los propios trabajadores, ejerciendo de forma autónoma su propia capacidad de decisión en las asambleas y constituyendo comités, comisiones y coordinadoras al margen de las estructuras de los sindicatos. Durante quince años, por carencia de cuadros y estructuras sindicales, que habían sido suprimidas por el franquismo, el movimiento obrero asturiano se expresó de forma autónoma. Tras la huelga de la construcción de Asturias, los pactos de la Moncloa y el clima de pacto social supusieron el restablecimiento de un sindicalismo institucional, que vino a ocupar el espacio que había asumido el Sindicato Vertical franquista durante la dictadura».
La huelga de la construcción afectó durante 100 días a 27.000 trabajadores censados, de 2.700 empresas del sector en la región. «Durante los más de tres meses de paro se dejaron de percibir 1.200 millones de pesetas de entonces en salarios. Fue un ejemplo de unidad como pocas veces se han visto y que gozó de una solidaridad enorme por parte de la población asturiana», sostuvo ayer el autor del libro, quien aseguró que con esta obra no ha pretendido sino reconstruir aquel episodio, «devolviendo la voz a los protagonistas y escribiendo la historia desde abajo».
En una cuenta corriente de una oficina bancaria de Oviedo aún pervive, 27 años después, un saldo de algo más de 600 euros de lo que fue una de las cajas de resistencia para socorrer a las familias en peor situación económica.
José Ramón Palacios García, miembro en 1977 de la Coordinadora Provincial de la Huelga, afirmó que aquella capacidad de resistencia, durante más de tres meses de paro, fue posible porque «había orgullo de clase, conciencia obrera y un alto sentido de la dignidad. Esto se ha perdido en buena medida, con la merma del concepto de la solidaridad en aras de un individualismo de naturaleza burguesa».
J.C.
Publicado en: La Nueva España, 3 de julio de 2004.
Digitalización: El cielu por asaltu.
La huelga de la construcción de Asturias, que paralizó el sector durante casi 100 días en 1977, y que concluyó con la victoria de los trabajadores y el logro de sus reclamaciones salariales, fue la protesta obrera «más amplia, más larga, más significativa y más autónoma», pero también «más victoriosa» del movimiento obrero asturiano, según César Alberto Rosón Ordoñez, uno de los protagonistas de aquel largo conflicto y autor del libro «La huelga de la construcción asturiana en la transición española», que acaba de editar la Fundación Anselmo Lorenzo de Estudios Libertarios, de Madrid y que ayer se presentó en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.
Rosón Ordoñez (Olloniego, 1954), entonces secretario regional de propaganda y formación de la CNT en Asturias y en la actualidad administrativo en una empresa fabricante de latas para bebidas con sede en Madrid, participó de forma activa en aquella magna huelga en los albores de la transición. Durante tres años ha hecho acopio de recuerdos, materiales originales, testimonios de otros protagonistas y referencias hemerográficas para reconstruir un episodio que juzga capital del movimiento obrero asturiano, porque, según su tesis, la huelga de la construcción fue «el fin de un ciclo», aquel que había arrancado con las huelgas mineras de 1962. «Ni antes ni después se había producido un protagonismo tal de los propios trabajadores, ejerciendo de forma autónoma su propia capacidad de decisión en las asambleas y constituyendo comités, comisiones y coordinadoras al margen de las estructuras de los sindicatos. Durante quince años, por carencia de cuadros y estructuras sindicales, que habían sido suprimidas por el franquismo, el movimiento obrero asturiano se expresó de forma autónoma. Tras la huelga de la construcción de Asturias, los pactos de la Moncloa y el clima de pacto social supusieron el restablecimiento de un sindicalismo institucional, que vino a ocupar el espacio que había asumido el Sindicato Vertical franquista durante la dictadura».
La huelga de la construcción afectó durante 100 días a 27.000 trabajadores censados, de 2.700 empresas del sector en la región. «Durante los más de tres meses de paro se dejaron de percibir 1.200 millones de pesetas de entonces en salarios. Fue un ejemplo de unidad como pocas veces se han visto y que gozó de una solidaridad enorme por parte de la población asturiana», sostuvo ayer el autor del libro, quien aseguró que con esta obra no ha pretendido sino reconstruir aquel episodio, «devolviendo la voz a los protagonistas y escribiendo la historia desde abajo».
En una cuenta corriente de una oficina bancaria de Oviedo aún pervive, 27 años después, un saldo de algo más de 600 euros de lo que fue una de las cajas de resistencia para socorrer a las familias en peor situación económica.
José Ramón Palacios García, miembro en 1977 de la Coordinadora Provincial de la Huelga, afirmó que aquella capacidad de resistencia, durante más de tres meses de paro, fue posible porque «había orgullo de clase, conciencia obrera y un alto sentido de la dignidad. Esto se ha perdido en buena medida, con la merma del concepto de la solidaridad en aras de un individualismo de naturaleza burguesa».
J.C.
Publicado en: La Nueva España, 3 de julio de 2004.
Digitalización: El cielu por asaltu.
Etiquetas: Transición
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