El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

Nombre:

jueves, mayo 29, 2008

La revista Comunas, portavoz de CRAS

LA REVISTA COMUNAS, PORTAVOZ DE CRAS

La infraestructura del aparato de propaganda lo controlaron unos pocos militantes sin que participara ningún otro miembro de la organización. Imprimían Comunas y, cuando se necesitaba, propaganda para conflictos. Realizaron también otras publicaciones como las hojas del Fondo de Solidaridad Obrera de Asturias (FSOA) y las de FUSOA, cuyas vicisitudes analizaremos en su momento. Las de este último organismo las imprimieron en algún momento alternativamente el aparato del PCE y CRAS según los militantes informantes.

La revista comenzó a tirarse inmediatamente después de la constitución de la organización (enero de 1969) con una periodicidad aproximadamente trimestral. Del primer número se imprimieron cien ejemplares y hubo que proceder a una segunda edición a finales de aquel mismo año por haberse agotado rápidamente la primera. La frecuencia de la publicación se mantuvo sin interrupciones hasta el número 18, que parece ser el último, a mediados de 1973.

Cada número contenía tres secciones fijas:

—Noticias del momento sobre el movimiento obrero en España y Asturias: conflictos y represión.
—Diccionario político. Sección dedicada a la glosa de diversos conceptos doctrinarios o históricos como “socialdemocracia”, “pequeña burguesía”... etc.
—Artículos sobre personajes revolucionarios: Trostky, Rosa Luxemburgo y Emma Godman...

Hay coincidencia entre los testimonios que la revista Comunas era básicamente obra de Rúa y Andrés de La Fuente, aunque también se incluían otras colaboraciones. El papel de Andrés De La Fuente era relevante; no solamente escribía artículos, sino que hacía las correcciones… (90)

Asamblearismo y consejismo constituyeron temas recurrentes y objeto de referencias en cada número precisamente porque Rúa y Andrés De La Fuente eran los más “consejistas” según afirman ahora los militantes. RÚA valora así el perfil ideológico de su compañero Andrés De La Fuente:

Andrés estaba en una situación más prolibertaria que yo. Una posición clara y radicalmente libertaria. La evolución mía fue gradual, guiándose por los acontecimientos, con una reflexión teórica de fondo y esta evolución siguió incluso después del 77. Mi evolución hacia el anarquismo fue más gradual.

En el primer número de Comunas (91) se exponían los principios ideológicos ya analizados y allí aparece la que seria autodefinición-clave de la nueva organización: una actitud “puente”. En un intento voluntarista de superación de la divergencia tradicional del movimiento obrero español entre anarquismo y marxismo.

El estado de excepción de 1969 se interpretó en Comunas como el resultado de una lucha de las facciones del régimen franquista: unos, los continuistas que, en último término apoyarían la entronización de Juan Carlos. De otro, una facción más liberalizante (partidarios de D. Juan) a la que pertenecerían las gentes del Opus Dei. (92)

Se advertía sobre la pretensión de “perpetuamiento” del Régimen franquista y, simultáneamente, la necesidad de abrir su economía (que le obligaba a aspirar al ingreso en el entonces Mercado Común) con los riesgos que eso representaba para los sectores productivos tradicionales. Frente a ello, se propugnaba la lucha en todos los frentes (fábricas, universidad...) por reivindicaciones concretas, desarrollando el proceso asambleario y la promoción de plataformas de unión y acción.

Todo ello con un fuerte rechazo de la influencia de los medios de comunicación y de la creciente sociedad de consumo:

(...) no nos dejemos corromper por la sociedad de las lavadoras, las neveras, la televisión y el espectáculo deportivo a costa de innumerables horas de trabajo. No nos dejemos robar nuestra vida personal, el tiempo de relación con nuestra familia, el tiempo de intercambio de ideas con nuestros compañeros, la lucha común por un ideal de vida mejor. (93)

En Comunas se minimizaron las perspectivas de ascenso y permeabilidad en la sociedad española de la época y, por el contrario, se mantenía que a los profesionales y técnicos les esperaba la confluencia con la clase obrera debido a su creciente proletarización. Desde esta perspectiva fueron analizados una y otra vez los conflictos protagonizados por los estudiantes universitarios, los médicos y los profesores de Enseñanza Media (PNN). (94)

Respecto del papel del ejército en futuras confrontaciones se aseveraba que los ejércitos son siempre un instrumento de dominación tanto en los sistemas burgueses como “en los sistemas burocráticos denominados socialistas” “donde han reprimido a las masas obreras en favor de las dictaduras burocráticas” (Berlín, Polonia, Hungría, Checoslovaquia). Sobre el ejército español se deslizaban sospechas acerca de la lectura del programa de “algún partido” que se dice “de obreros y de masas” halagando a la oficialidad del ejército y ofreciéndole un lugar en el “Régimen parlamentarista burgués”. Debido al peligro que supone cualquier tipo de ejército, CRAS se pronunciaba en pro de unas “milicias populares” y por que las armas estuvieran en poder del pueblo. (95)

Sobre la política de la URSS hacia España se criticó la actuación de Stalin durante la Guerra Civil. Se establecía una continuidad desde entonces, en el pacto Germano-soviético, la Conferencia de Teherán y finalmente hasta el envío de carbón polaco a Franco para contrarrestar las huelgas de la minería (96) y precisamente de Trostky se elogió su enfrentamiento con Stalin. (97)

En lo que respecta a las relaciones internacionales se manifestaba en contra de los imperialismos, de las guerras coloniales y de las civiles promovidas por las oligarquías nacionales. Igualmente en contra de los bloques militares (guerra fría) y del orden como salvaguardia de los intereses burgueses. Todo poder que descansara sobre la coacción para la salvaguardia de los privilegios se consideraba violencia y agresión. Frente a ello, se reclamaba el derecho a la defensa, “la acción física violenta tendrá solo sentido en cuanto defensiva”, llegando incluso hasta la resistencia pasiva, “pero si es necesario, se pasará a la defensa violenta.” (98)

Con motivo del Proceso de Burgos (1971), Comunas incluyó una artículo sobre la “cuestión nacional” en el que se reivindicaban los movimientos autonomistas de base socialista-revolucionaria. (99)

Habría que destacar una reseña de especial afinidad sobre la obra teórica inacabada de Rosa Luxemburgo y que, en otra ocasión, se describe la frustrada experiencia de la anarquista Emma Godman en la naciente URSS, subrayando las distancias entre anarquistas y bolcheviques. (100)

Tras estas breves notas sobre la línea y contenidos de Comunas resulta manifiesto el rechazo del modelo soviético, no así del anarquismo, la predilección por el modelo luxemburguista y por el consejismo y que, si en el punto 2 del “Documento de organización” se había rechazado “cualquier etiqueta”, era precisamente para eludir los elementos de confrontación entre marxismo y anarquismo que es el aspecto que vamos a tratar de abordar a continuación.

Etiquetas: